La visita del primer ministro británico Boris Johnson a Ucrania, para participar de las celebraciones por el aniversario de su independencia, trajo más de una sorpresa.
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Este tercer viaje oficial, del cuál no se había informado con antelación, es considerada la “visita final” del saliente mandatario británico, quien dejará el cargo tras conocerse al ganador de las primarias del Partido Conservador en septiembre.
Su paso por Kiev estuvo marcado por su condecoración con la Orden de la libertad, el “más alto galardón que puede ser ofrecido a un extranjero”, debido a su constante apoyo al gobierno de Volodymyr Zelensky desde el inicio de la invasión rusa.
“Durante los últimos seis meses, el Reino Unido se ha mantenido hombro con hombro al lado de Ucrania, ayudando a que este país soberano se defienda a sí mismo de una invasión bárbara e ilegal”, señaló Johnson.
Desde febrero, Londres ha dedicado más de 2.300 millones de libras (2.730 millones de dólares) a paquetes de ayuda militar y financiera para que Kiev haga frente a los ataques rusos.
Y esta nueva visita trajo bajo el brazo un nuevo anuncio. Johnson informó que el Reino Unido entregaría un paquete adicional de 64 millones de dólares en material militar a Kiev.
Este nuevo paquete estaría conformado por misiles de seguimiento y, especialmente, por unos 2.000 drones que “permitirá a Ucrania rastrear y fijar objetivos entre las fuerzas invasoras rusas con mayor efectividad”, detalló en un comunicado emitido por su despacho.
PEQUEÑOS Y SILENCIOSOS
En este grupo de drones anunciados por Johnson destacan los Black Hornet (Avispón negro, en español), microaeronaves desarrolladas por la empresa danesa Prox Dynamics AS desde el 2007 y cuya producción continuó tras la compra de la compañía por parte de la estadounidense Teledyne FLIR.
En total, serán 850 los Black Hornet que serán enviados a Ucrania.
Con un peso de 18 gramos y dimensiones de 16 x 2,5 centímetros, los Black Hornet son vehículos ideales para ser utilizados en ciudades y pueblos, gracias a sus características pueden ingresar en sigilo por ventanas o pequeños agujeros.
Funcionan a batería, alcanzan velocidades de hasta 20 kilómetros por hora y poseen una autonomía de hasta 25 minutos.
Además, posee tres cámaras desde las que transmiten fotografías y videos en alta definición al operador; sin embargo, no almacena información por lo que en caso de ser interceptados por el enemigo garantiza que no exista filtración de la información recolectada.
Por otro lado, su intuitivo uso permite que los soldados aprendan a manejarlos tras una breve capacitación de 20 minutos.
“Los drones desarrollados en Noruega son líderes en el mercado mundial. Se utilizan en varios países aliados, incluidos Estados Unidos y el Reino Unido. Este dron se utiliza para el reconocimiento e identificación de objetivos. Es fácil de operar, robusto, difícil de detectar y particularmente adecuado para el combate en áreas urbanas”, detalló al respecto el ministro de Defensa noruego, Bjørn Arild Gram.
Estas cualidades han llevado a que los ejércitos de la India, Australia, Alemania, Grecia, Países Bajos, Nueva Zelanda, Argelia, Noruega, Francia, España, Sudáfrica y Turquía hagan uso de los Black Hornet en el pasado.
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