Un militar ucraniano se encuentra en la parte superior de un vehículo de movilidad de infantería Kozak-2 en Kramatorsk, en el este de Ucrania, en medio de la invasión rusa de Ucrania. (Foto por MIGUEL MEDINA / AFP)
Un militar ucraniano se encuentra en la parte superior de un vehículo de movilidad de infantería Kozak-2 en Kramatorsk, en el este de Ucrania, en medio de la invasión rusa de Ucrania. (Foto por MIGUEL MEDINA / AFP)
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Agencia EFE

La compra de imágenes de satélite para el Ejército por parte de una fundación benéfica es la más reciente de una serie de iniciativas voluntarias y de micromecenazgo colectivo que complementan la financiación estatal de las fuerzas armadas.

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La compañía de monitoreo por satélite ICEYE anunció el pasado día 18 que cedería el uso de uno de sus satélites y daría acceso a todas sus imágenes durante un año al Gobierno ucraniano, lo que permitirá al Ejército obtener imágenes satelitales de radar de emplazamientos de importancia estratégica con una elevada frecuencia de revisita.

Lo llamativo del acuerdo es que fue negociado y financiado no por el Gobierno, sino por una de las mayores fundaciones benéficas de Ucrania, gestionada por el presentador de televisión y político Sergiy Prytula.

Aunque la suma del contrato no se ha dado a conocer, el propio Prytula explicó que la fundación empleó 600 millones de grivnas (16,3 millones de euros) que habían sido recaudados con anterioridad para la compra de tres drones del fabricante turco Bayraktar.

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La campaña de recaudación había obtenido en tan solo tres días este importe, que quedó sin usar después de que Bayraktar decidiese entregar los drones de forma gratuita, por lo que la fundación consultó con el Ministerio de Defensa cómo emplear los fondos.

La organización de Prytula explicó a la prensa que, gracias al acuerdo, el Ejército tendría acceso rápido e ininterrumpido a imágenes en alta resolución de todo el territorio ucraniano, independientemente de la meteorología, en lugar de obtenerlas, con cierto retraso, de sus aliados.

Esto incrementaría su capacidad de planificar y ejecutar operaciones militares y de escoger las áreas prioritarias para sus operaciones.

La visibilidad pública de los donativos realizados a esta fundación y las valoraciones positivas de los propios soldados contribuyen a que se ganase la confianza de miles de ucranianos que quieren apoyar al Ejército.

”Mi hija supo de inmediato que quería donar el primer importe que lograse recaudar a la fundación de Prytula,” explicó a Efe Liubov Kvitka-Iezhova, madre de Valeriia Yezhova, de once años.

Valeriia, campeona mundial de damas, reta a partidas a los transeúntes en Kyiv y participa en torneos benéficos con el objetivo de recaudar 100.000 grivnas (2.700 euros).

Los militares ucranianos conducen un tanque T-72 en la línea del frente en el este de Ucrania el 13 de julio de 2022, en medio de la invasión rusa de Ucrania. (Foto por MIGUEL MEDINA / AFP)
Los militares ucranianos conducen un tanque T-72 en la línea del frente en el este de Ucrania el 13 de julio de 2022, en medio de la invasión rusa de Ucrania. (Foto por MIGUEL MEDINA / AFP)
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Liubov apoyó la decisión de su hija y considera que se puede confiar en que Prytula use el dinero de forma transparente y eficiente, aunque la niña también ha hecho donativos en el marco de campañas menores para recaudar fondos para unidades militares específicas o para hospitales.

Aunque muchos en Ucrania recibieron la noticia sobre la compra de imágenes satelitales con entusiasmo, también hubo críticas por el presunto uso de Prytula de la fundación como vehículo político.

El presidente de la fundación “Vuelve a Casa Vivo”, Taras Chmut, prefirió en una entrevista reciente con el diario “Ukrainska Prava” no involucrarse en esta última cuestión y señaló por el contrario que las campañas de micromecenazgo colectivo del presentador sirven para levantar los ánimos de la nación.

Chmut, un veterano de las fuerzas armadas, agregó que aspira a convertir en un ente políticamente neutral su propia fundación que, al contrario que la de Prytula -fundada durante la pandemia-, lleva ocho años apoyando al Ejército, desde el inicio de la guerra en el Donbás.

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Fue entonces cuando miles de voluntarios asumieron la tarea de suplir parte de la responsabilidad del Estado y de obtener suministros para el Ejército, que durante años había carecido de la suficiente financiación y había sido mal gestionado.

Aunque su importancia declinó en los últimos años, a la par que el Estado iba mejorando el aprovisionamiento de los soldados en el Donbás, la fundación se vio obligada a reactivarse una vez más tras la invasión del pasado febrero, cuando cientos de miles de soldados fueron movilizados en un plazo de semanas.

”Vuelve a Casa Vivo” ha recaudado desde entonces 3.720 millones de grivnas (más de 100.000 euros) y se centra ahora en comprar drones, así como aparatos de visión nocturna, de telecomunicaciones y equipos para francotiradores, todas ellas áreas donde las capacidades del Estado son todavía limitadas.

Esta contribución es “significativa, pero poco más que una gota de aguar en el mar” en comparación con lo que las fuerzas armadas necesitan, según dijo Chmut en otra entrevista.

Sin embargo, aunque su escala de operaciones sea necesariamente menor que la del Estado, cuenta con la ventaja de servir a las necesidades de un cierto grupo de donantes, tanto dentro como fuera de Ucrania, que prefieren saber con exactitud en qué se está empleando su dinero.

Además, recibe peticiones específicas por parte del Ejército y complementa así el sistema de abastecimiento institucional, que todavía se ve complicado por un gran volumen de burocracia superflua.

Fuente: EFE

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