El Kremlin reaccionó con furia al anuncio de un organismo del gobierno polaco, que propuso cambiar de nombre al exclave ruso de Kaliningrado, en la costa del Mar Báltico.
El Comité de Normalización de Denominaciones Geográficas en el Exterior de Polonia indicó que la ciudad y el área más amplia de este territorio deberían llamarse Królewiec.
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Este era el nombre tradicional del lugar, argumentó, y justificó su propuesta de abandonar el actual "nombre impuesto" por la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Moscú calificó la decisión como "al borde de la locura" y "un acto hostil".
"Sabemos que, a lo largo de la historia, Polonia ha caído de vez en cuando en esta locura de odio a los rusos", declaró el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
Nuevo nombre con siglos de historia
Durante varios siglos, antes de la II Guerra Mundial (1939-45), el área se conocía como Königsberg y formaba parte de Prusia Oriental. Królewiec es la traducción al polaco de Königsberg.
Sin embargo, después de la II Guerra Mundial, la ciudad y la región en general quedaron bajo administración soviética. Los soviéticos la rebautizaron como Kaliningrado en honor a Mijail Kalinin, uno de los líderes de la revolución bolchevique.
Tras el colapso de la Unión Soviética, Kaliningrado se convirtió en parte de Rusia como un exclave -un área geográficamente separada del territorio principal de un país- entre Polonia y Lituania.
Kaliningrado es de importancia estratégica para Moscú porque alberga a la flota báltica rusa en el puerto de Baltiysk y es uno de los pocos puertos europeos rusos libres de hielo en invierno.
El martes el comité estatal polaco anunció que recomendaba con efecto inmediato que la ciudad fuera denominada en Polonia como Królewiec, y el área más amplia del enclave como Obwód Królewiecki.
Explicó que el nombre de Kaliningrado no está relacionado con la ciudad ni la región, y tiene una connotación "emocional y negativa" en Polonia.
El oscuro legado de Kalinin
Mijail Kalinin fue uno de los seis signatarios del Politburó soviético que ordenaron ejecutar a más de 21.000 prisioneros de guerra polacos en Katin -actualmente territorio de Rusia- en 1940.
La invasión rusa de Ucrania en 2022 y sus campañas propagandísticas llevaron a Polonia a reevaluar los controvertidos "nombres impuestos", describió el comité.
"Cada país tiene derecho a usar en su idioma los nombres tradicionales que conforman su patrimonio cultural, pero no se le puede obligar a usar denominaciones que le son inaceptables", dijo el comité.
Moscú culpó inicialmente a los nazis por la Masacre de Katin cuando los alemanes descubrieron las fosas comunes en 1943.
Al imponer Moscú un régimen comunista en Polonia tras la II Guerra Mundial, los familiares de las víctimas no pudieron hablar públicamente de los crímenes ni averiguar nada durante cinco décadas.
Rusia reconoció en 1990 la autoría de la URSS de esa masacre.
Refuerzo de la frontera
Aunque la recomendación del comité estatal no es vinculante, se espera que los organismos estatales polacos comiencen a referirse a Kaliningrado como Królewiec.
El Ministerio de Exteriores de Polonia emitió una evaluación positiva sobre el cambio de nombre.
Polonia también ha comenzado a reforzar su frontera con el enclave tras la invasión rusa de Ucrania.
El ejército polaco colocó de manera temporal una alambrada de púas y el mes pasado comenzó a instalar cámaras y sensores de movimiento a lo largo de la línea de demarcación de 232 km.
También han colocado obstáculos antitanque en los cruces fronterizos.
Los funcionarios polacos temen que Rusia pueda usar esa frontera como una nueva ruta de migrantes de terceros países hacia la UE, tras revelarse informes de un aumento de vuelos directos a Kaliningrado desde Oriente Medio y otras regiones.
Polonia erigió una valla de acero de 5,5 m de altura en parte de su frontera con Bielorrusia, después de dispararse el número de migrantes que cruzaban desde allí a su territorio, así como al de Lituania y Letonia.
Un enclave estratégico
Para Rusia, Kaliningrado es uno de sus territorios más estratégicos.
El exclave, de poco menos de un millón de habitantes, se ha convertido en un punto clave de las divisiones cada vez más profundas entre este país y Occidente, las cuales se han exacerbado tras la invasión a Ucrania.
Rusia posee en el Mar Báltico menos de 200 km de costa, casi la mitad en Kaliningrado.
Con la reciente adhesión de Finlandia a la OTAN, y si se completa la de Suecia, más del 97% restante de los 8.000 km de litoral quedará en manos de países de la alianza: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Alemania, Dinamarca, Suecia y Finlandia.
Esto hace que el valor de Kalinigrado para Rusia cotice aún más al alza.
Expertos aseguran que este pequeño territorio es crucial tanto para la ofensiva de Moscú contra Ucrania como para asegurar sus defensas contra cualquier hostilidad de los países de la OTAN.
De hecho, en varias ocasiones se han conocido informes sobre el despliegue de armas nucleares de Rusia en Kaliningrado.
Moscú no lo niega, pero tampoco reconoce que haya desplegado armas nucleares en Kaliningrado y a menudo ha utilizado un lenguaje vago sobre estas acusaciones.
"El despliegue de un arma u otra, el despliegue de unidades militares, etc. en territorio ruso es un asunto exclusivamente soberano de la Federación Rusa", afirmó en 2018 el portavoz del Kremlin, Dimitry Peskov.
Altos funcionarios, como el presidente lituano, aseguran que Moscú ya desplegó armas nucleares en la estratégica región del Báltico.
De Köenigsberg a Kaliningrado
Kaliningrado es el único de los 46 oblasts de Rusia que no tiene frontera terrestre con otra región del país.
Además de su importancia estratégica y militar, el exclave posee una gran importancia histórica tanto para Europa como para Rusia.
Las raíces del territorio se remontan muy atrás en la historia y están estrechamente relacionadas con el destino de Prusia Oriental y su capital, Köenigsberg.
La antigua Königsberg fue fundada por los Caballeros Teutónicos en 1255, una cruzada católica de origen alemán que gobernó Prusia.
Cuando Prusia Oriental se separó de Alemania después de la Primera Guerra Mundial, el territorio siguió siendo parte de Alemania hasta principios de 1945, al final de la II Guerra Mundial, cuando fue conquistado por el Ejército Rojo soviético.
En la Conferencia de Yalta se acordó su división entre Polonia y la Unión Soviética, lo que quedó formalizado en Postdam en 1945.
Entre Rusia y Occidente
Al albergar el único puerto del Mar Báltico que está libre de hielo durante todo el año. Kaliningrado es crucial tanto para Rusia como para los Estados vecinos a la hora de garantizar el transporte y el comercio en toda la región, donde las temperaturas suelen estar bajo cero durante gran parte del invierno.
Pero, además del transporte y el comercio, el exclave es una región estratégicamente vital desde el punto de vista militar para Moscú debido a su ubicación.
Alberga a la Flota Báltica de Rusia y se posiciona como el territorio más occidental de Rusia, cerca del corazón de Europa.
En mayo de 2022 la Flota Báltica anunció que llevó a cabo una serie de ataques con misiles simulados de su sistema Iskander, con capacidad nuclear.
El sistema de misiles Iskander se introdujo por primera vez en la región en 2016 y luego se actualizó en 2018, como parte de una estrategia rusa para contrarrestar el despliegue de la OTAN de un escudo de defensa antimisiles balísticos en Europa.
También ha habido ejercicios militares regulares que involucran a la Flota Báltica y una serie de maniobras desde la invasión de Ucrania.
"Kaliningrado ha sido un punto focal de las preocupaciones de seguridad rusas desde que se anunció la primera ola de ampliación de la OTAN en la década de 1990", le dijo a BBC Mundo Ruth Deyermond, profesora de Seguridad Post Soviética del Departamento de Estudios de la Guerra del King's College de Londres.
"Inevitablemente, en los períodos en que aumentan las tensiones entre Rusia y la OTAN, también aumentan las preocupaciones sobre Kaliningrado", agregó.
Kaliningrado está fuertemente militarizada desde hace años, pero esta militarización se vio reforzada tras la anexión rusa de Crimea en 2014.
Y cuanto más se enfrían las relaciones entre Rusia y Occidente, más se refuerza la presencia militar de ambas partes en la región.