Publicó en Facebook un mensaje sobre su muerte y la asesinaron 3 horas después
Lo golpearon, lo hirieron con armas blancas, lo amarraron a un árbol creyendo que era policía, y le rociaron pintura y gasolina para prenderle fuego.
Videos y audios en los que se probó la participación directa de Sergio Andrés Pastor González, alias 19, en este tipo de torturas, fueron clave para que un juez de Colombia lo condenara el martes a 14 años y 7 meses de prisión, catalogándolo como un sujeto de alta peligrosidad.
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Le dieron libertad condicional
Según la investigación, Pastor, de 31, años y oriundo de Bogotá, era el encargado de organizar y liderar campamentos urbanos subversivos que hacían guardia en inmediaciones del Portal Américas, sur de Bogotá.
Desde allí atacaban a policías, civiles e incluso coordinaba el cobro de retenes ilegales a vehículos en ese sector. Incluso, daba instrucciones en directo, estando preso.
Según registros oficiales, desde 2011, Pastor aparece en indagaciones penales por conductas que van desde lesiones personales (en 2011), hasta hurto calificado y agravado, narcotráfico e inasistencia alimentaria.
De acuerdo con expedientes, a los que EL TIEMPO tuvo acceso, en 2019, el juzgado segundo penal municipal de Medellín le concedió libertad condicional, por tres meses y 14 días, dentro de un proceso por hurto.
Por este caso, estuvo preso en la cárcel de Bellavista y recuperó su libertad el 10 de diciembre de 2020 tras recibir beneficios por allanarse a cargo.
Para ese momento, ya estaba en la mira de las autoridades. Según archivos oficiales prestó el servicio militar y estuvo adscrito al Distrito Militar n.° 3, ubicado en la localidad de Kennedy. Pero su familia está establecida en Ciudad Bolívar, localidad n,° 19 de Bogotá. De allí su apodo y ahora alias delincuencial.
De las cinco anotaciones judiciales que le aparece, solo una prosperó: la del hurto agravado. La de microtráfico estaría relacionada con marihuana que le fue incautada.
El balazo en la pierna
A pesar de la evidencia en su contra, Pastor y los otros tres procesados se declararon inocentes.
De hecho, la condena en su contra estaba prevista para el primer semestre del año, pero el juicio tuvo varios tropiezos. Una de las diligencias, en mayo pasado, se suspendió porque Pastor dijo que presentaba “molestias en miembro inferior derecho, con sintomatología muy dolorosa”. Y tuvo que recibir atención médica urgente en la cárcel de Tramacúa en Valledupar, donde estaba confinado por su alta peligrosidad.
Según allegados, tiene una bala incrustada en la pierna derecha.
También estuvo confinado en la cárcel de Girón (Santander) y ahora permanece en la prisión de alta seguridad de Cómbita (Boyacá).
“Este Estado judicial mediocre, solo les puedo decir que no sirven para nada y lo que hicimos nosotros fue un movimiento nacional, un cambio nacional, eso fue lo que hicimos y me siento orgulloso de las cosas buenas que hice, me siento orgulloso de la persona que soy, me siento orgulloso de los pelados que salieron a la calle inconformes de este puto Estado”, señaló de manera desafiante.
Y se apartó de las amenazas contra el juez del caso que se conocieron en plena audiencia: “Solo le voy a decir una cosa a EL TIEMPO, a Caracol, a todos esos perros ficticios: que yo no amenacé al juez como están diciendo en redes sociales”.