Brasil: Las protestas contra Dilma Rousseff se desinflan - 1
Brasil: Las protestas contra Dilma Rousseff se desinflan - 1

Sao Paulo. Hartos de la crisis política y económica, casi medio millón de brasileños se volcaron a las calles para exigir la salida de la presidenta Dilma Rousseff. Pero a marcha de hoy no logró alcanzar la cifra de asistentes de convocatorias anteriores.

Hasta ahora la tercera gran protesta contra el gobierno en seis meses -pacífica y en clima de carnaval- reunió a unas 480 mil personas en 147 ciudades de Brasil, según la policía y 817 mil, según los organizadores de la protesta, informó el diario O Globo.

Las otras dos manifestaciones antigubernamentales a gran escala este año se realizaron en marzo (con 2,4 millones de personas, según la policía, y 3 millones, según los organizadores) y abril  (con 701 mil personas, según la policía, y 1,5 millones, según los organizadores).

Las protestas, convocadas principalmente en las redes sociales por una serie de organizaciones, fustigan a Rousseff, cuyo segundo período en el gobierno se ha visto conmovido por un creciente escándalo de corrupción que ha involucrado a políticos de su Partido de los Trabajadores, así como por una economía vacilante, la depreciación de la moneda y el aumento de la inflación.

Los analistas políticos dijeron antes de la marcha que la concurrencia a las manifestaciones de hoy podrían determinar el futuro del movimiento de protestas. Si la convocatoria movilizaba a multitudes podría aumentar las presiones sobre el gobierno, pero si la concurrencia era escasa podría dar cierto alivio a la presidenta.

Incluso en Sao Paulo, capital industrial y económica del país, donde el descontento con Rousseff tiende a atraer grandes multitudes, pareció inicialmente que muchas de las marchas previas tuvieron una afluencia relativamente modesta.

Los seguidores de Rousseff en la ciudad realizaron una pequeña manifestación frente a las oficinas del mentor y predecesor de Rousseff, el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva.

Miles de personas, muchas de ellas portando banderas nacionales, se manifestaron en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, aunque la afluencia fue menor que en la movilización de marzo.

La protesta de Río, en una avenida amplia que corre a lo largo de la playa de Copacabana, debía coincidir con una prueba de ciclismo previa a los Juegos Olímpicos del 2016, pero los organizadores cambiaron la ruta y el horario para evitar posibles enfrentamientos.

Las manifestaciones se llevaron a cabo en cerca de 16 estados, incluyendo la metrópolis amazónica de Belem, Recife, en el noreste; y en Belo Horizonte, en el centro del país.

En la capital, Brasilia, una marcha por una avenida central donde se levantan ministerios y monumentos parecía haber reunido a varios miles de participantes.

Las manifestaciones fueron convocadas principalmente por grupos de activistas en la red que demandan desde el juicio político a la presidenta hasta el retorno a una dictadura militar como la que rigió de 1964 a 1985. Pero el fin de la corrupción parecía la exigencia principal mientras se amplía la pesquisa contra la corrupción en la compañía petrolera estatal Petrobras.

La operación "Lavado Jato" (lavado de autos) que comenzó hace más de un año como una investigación a un plan en el que se daban sobornos a cambio de contratos en Petrobras, ha expuesto la amplitud de la corrupción que permea en la sociedad brasileña debido a la implicación de miembros del Partido de los Trabajadores y de otras fuerzas políticas, así como de ejecutivos de poderosas compañías constructoras.

En Sao Paulo, la manifestante Marisa Bizquolo responsabilizó a Rousseff por el escándalo de Petrobras.

"Ella debe ser destituida u obligada a renunciar dado que en última instancia ella es responsable de toda la corrupción y el desastre económico en que se encuentra este país", dijo la doctora de 62 años. "Pero me preocupa que no exista alguien que pueda tomar su lugar y dirigir un gobierno decente. No tenemos líderes".

Lincoln Carlos, un empresario de 60 años, dijo que se unía a la protesta de Río para reclamar el fin de la corrupción. "Han robado al país", afirmó. "Es vergonzoso".

En medio de una pesquisa por corrupción y la caída de la otrora boyante economía que ahora está al borde de la recesión, la popularidad de Rouseff ha caído a su menor nivel para un mandatario brasileño desde 1992, cuando el presidente Fernando Collor de Mello se vio obligado a dejar el cargo después de ser sometido a un juicio político por corrupción.

Una encuesta tomada este mes indicó que apenas el 8% de los encuestados consideraba que el gobierno era "excelente" o "bueno". Por el contrario, el 71% consideró que el gobierno era "un fracaso". La encuesta de Datafolha se basó en entrevistas a 3.358 personas el 4 y 5 de agosto y tuvo un margen de dos puntos porcentuales.

El Grupo Eurasia, organización asesora sobre riesgos políticos, consideró las protestas del domingo como un indicio importante a tener en cuenta.

"Mientras los llamamientos a la renuncia de Rouseff serán el lema central de las manifestaciones del domingo, el mayor riesgo para el gobierno sería que las protestas masivas se hicieran frecuentes y fuesen seguidas por movimientos sindicales", afirmó.

En el 2013, una ola de protestas a nivel nacional tomó por sorpresa a los analistas ya que las multitudes más numerosas en una generación salieron a las calles antes del torneo de fútbol Copa Confederaciones, un año antes de la Copa Mundial del 2014.

Los manifestantes estaban indignados por los gastos generosos en estadios y otra infraestructura para el mundial, en contraste con el deterioro de escuelas y hospitales. La insatisfacción con los servicios públicos y los impuestos elevados sigue en ebullición mientras el país se prepara para los Juegos Olímpicos de Río en el 2016.

Fuente: Agencias

Contenido sugerido

Contenido GEC