Milagros Asto Sánchez

Suelen decir los padres a sus hijos que con la comida no se juega. Pues deberían agregar que tampoco se usa como arma de guerra. En las últimas semanas, las advertencias de que la crisis alimentaria mundial, agravada tras la invasión rusa en Ucrania, va camino a convertirse en una ola de hambre para millones de personas en el planeta han sonado más fuerte, sin poder esconder el tono de alarma y suma preocupación. “Catástrofe alimentaria”, la llamó “The Economist”. “¿Apocalipsis ahora?”, planteó “The Guardian”.