El inicio del segundo gobierno de Dilma Rousseff, en enero de este año, marcó un punto de quiebre en la relación de la presidenta brasileña con el electorado.
Los primeros seis meses de su segunda gestión mostraron una caída en su aprobación aún más dramática que en años anteriores, bajando de 42% a un complicado 8%. En el mismo período, la aprobación de la mandataria pasó de 24% a 71%.
Estos son los datos que arroja la investigación de Datafolha acerca de la aprobación de Rousseff, tomando como bases las encuestas a lo largo de todo su gobierno.
El final del primer gobierno de Dilma Rousseff y el comienzo del segundo estuvieron marcados por el escándalo de corrupción de la brasileña Petrobras, que ha salpicado a políticos pertenecientes al Partido de los Trabajadores.
Solamente al inicio del segundo gobierno de Rousseff, entre diciembre de 2014 y enero de 2015, la aprobación de la mandataria bajó de 42% a 23% y su desaprobación se incrementó de 24% a 44%.
Apenas un mes antes, en noviembre, se había desatado el escándalo. A esto hay que sumarle los ánimos caldeados de un país que le reclamó a Rousseff las obras de gran envergadura hechas por el gobierno con miras al Mundial Brasil 2014 y a los Juegos Olímpicos Río 2016, o el hecho de que el crecimiento del PBI, se redujera de 7,6% el 2010 a 0,1% el 2014.
La aprobación de Dilma Rousseff en la actualidad es más baja que la de cualquier presidente brasileño desde que Datafolha empezó a realizar el sondeo, incluso más baja que la de Fernando Collor de Mello en 1992, cuando enfrentó una impugnación por corrupción, destacó la agencia Reuters.
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— El Comercio (@elcomercio) agosto 6, 2015
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