Faltando tan solo tres días para los comicios generales en Brasil, los siete candidatos que tentarán la presidencia se dieron cita en el último debate televisivo, tradicionalmente el de mayor audiencia durante el proceso electoral, organizado por la cadena Globo.
El evento representó, además, la segunda vez en la que los favoritos según las encuestas, el izquierdista y expresidente Lula da Silva y el ultraderechista que actualmente ocupa el cargo Jair Bolsonaro, se encontraron frente a frente como grandes protagonistas de los comicios más polarizados de los últimos años.
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Las expectativas apuntaban a un áspero intercambio entre ambos políticos y estas se cumplieron desde el arranque, cuando Bolsonaro y Lula pidieron en total 6 veces aplicar su derecho a réplica tras enfrascarse en serias acusaciones.
DESVÍOS MILLONARIOS
“Lo que está en juego en las elecciones es el futuro de la Nación. Brasil era una cleptocracia. Lula fue el jefe de una gran organización criminal. No podemos continuar en el país del robo”, inició Bolsonaro, quien recordó durante su intervención los escándalos destapados durante el gobierno de Lula respecto al desvío de fondos públicos de la petrolera estatal Petrobras.
Durante una entrevista brindada en agosto de este año al diario Jornal Nacional, Lula admitió que existieron actos de corrupción en torno a Petrobras durante su mandato; sin embargo, prometió investigar todo acto de este tipo si conseguía ser reelecto.
En esa misma entrevista, el exmandatario criticó la megainvestigación que se inició a partir de aquellos casos, la conocida Operación Lava Jato, calificándola de excesiva.
Bolsonaro aseguró durante el debate que este tipo de escándalos fue el catalizador para su victoria en las elecciones del 2018.
LA PANDILLA DE LA VACUNA
Al verse aludido, Lula emitió su primer pedido a la réplica y arremetió contra el actual residente del Palacio de Planalto.
“Es una mentira decir que monté una organización criminal. En lugar de decir eso debería referirse a los desvíos de que son acusados sus hijos, de los robos en su Ministerio de Educación, de la mafia que intentó obtener ventaja con la venta de vacunas contra el COVID-19″, espetó el líder de la izquierda brasileña.
La Fiscalía brasileña ha abierto diferentes investigaciones contra los hijos del presidente y esta semana uno de ellos, el senador Flávio Bolsonaro, fue acusado de formar parte de un esquema de desvío de dinero cuando era diputado por Río de Janeiro.
Por otro lado, en marzo la oposición acusó a Bolsonaro y a su ministro de Educación, Milton Ribeiro, de supuesto tráfico de influencias para favorecer a municipios dirigidos por aliados del mandatario.
Finalmente, el actual presidente se vio involucrado en un escándalo sobre prevaricación en una negociación para la compra de vacunas contra el COVID-19, aunque en enero de este año la Policía Federal concluyó que no había incurrido en delito.
“MENTIROSO” Y “TRAIDOR”
Acto seguido, Bolsonaro calificó a Lula de “mentiroso, expresidiario, traidor a la patria” como parte de su derecho a réplica otorgado tras verse aludido por las acusaciones.
El líder ultraderechista recordó a su predecesor los 580 días que pasó en prisión como condena por los dos procesos de corrupción en los que fue hallado culpable pero que se levantaron luego de que la Corte Suprema determinara que existieron irregularidades.
Para Bolsonaro, la liberación de Lula se dio gracias a que tenía un “amiguito” en la máxima instancia judicial brasileña.
EL SECRETO DE LOS 100 AÑOS
Lula calificó este último ataque como “una desfachatez”, antes de afirmar que cuando consiga llegar al poder emitirá un decreto para levantar las órdenes de sigilo por 100 años dictadas por Bolsonaro sobre informes que involucran a la familia y el entorno más cercano del presidente.
“Voy a acabar con esos sigilos para saber qué es lo que quiere esconder”, aseguró.
En total, Bolsonaro ha emitido cuatro decretos de este tipo aprovechándose de un vacío dentro de la Ley de Acceso a la Información en Brasil. Entre los documentos que han sido blindados desde el Ejecutivo brasileño se encuentran la cartilla de vacunación de Bolsonaro, un proceso interno contra el exministro de Salud, Eduardo Pazuello; y los registros de visita al Palacio de Planalto de dos de sus hijos.
“TE VAN A MANDAR A CASA”
Empoderado tras la difusión de una nueva encuesta que lo pone como favorito para ganar las elecciones -dándole incluso opción a ser elegido en primera vuelta- Lula aseguró que los días de Bolsonaro en el poder estaban contados y que sería “enviado a casa”.
“No mienta, es feo que un presidente de la República mienta a toda hora, descaradamente”, lanzó el candidato de 76 años. “Por eso el 2 de octubre, el pueblo te va a mandar a la casa”.
Esto provocó una airada respuesta de Bolsonaro quien aseguró que “no existe nada contra mi gobierno, deje de mentir, tenga vergüenza” y continuó vociferando contra Lula aún cuando su micrófono había sido apagado. Esto le valió un llamado al orden de parte del moderador.
El sondeo al que hacemos referencia líneas atrás es el difundido por Datafolha, donde Lula obtendría el 50% de intención de voto frente a un estimado del 34% para Bolsonaro. Según la encuestadora, además, el 85% de los electores ya habría definido su opción para este domingo.
Antes del debate, el actual mandatario dudó de los pronósticos y deslizó la idea de que la encuestadora estaría preparando el terreno para “validar algo” sin precisar a qué se refería.
“¿Qué es lo que Datafolha quiere? ¿Validar algo más adelante, quiere darle legalidad a algo?”, dijo durante una transmisión por redes sociales. Bolsonaro es un usual crítico de las encuestas y el sistema de voto electrónico en Brasil, asegurando que son fraudulentos aunque nunca ha presentado pruebas que sustenten su acusación.
CANDIDATOS OPACADOS
El duelo personal que mantuvieron Lula y Bolsonaro eclipsó, una vez más, al resto de candidatos a la presidencia. Estos, sin embargo, intentaron ganar cierta notoriedad apuntando mensajes contra los dos favoritos.
Tal fue el caso del padre evangélico Kelmon, candidato del Partido Trabalhista Brasileiro y aliado de Bolsonaro, quien acusó a Lula de buscar perseguir al cristianismo al igual que su “amigo” el dictador nicaragüense Daniel Ortega.
Esta acusación, junto a otros señalamientos por corrupción, provocaron que Lula perdiera la calma y sostuviera una acalorada discusión con Kelmon.
Ciro Gomes y Luiz Felipe D’Avila también afilaron sus discursos en contra de Lula. El primero aseguró que reelegirlo sería “volver al pasado”, mientras que el segundo coincidió con Bolsonaro en que el regreso de la izquierda al poder sería un “desastre”.
La senadora Simone Tebet, por otra parte, decidió criticar la política medioambiental del gobierno de Bolsonaro. Durante este periodo la Amazonía brasileña ha sufrido su mayor nivel de deforestación de los últimos 15 años, según organizaciones especializadas.
El debate, según columnistas del diario O’Globo, no tuvo ningún claro vencedor, por lo que habrá que esperar a la jornada electoral de este domingo para saber si alguien conseguirá hacerse con la presidencia en primera vuelta o forzarán un balotage a celebrarse el próximo 30 de octubre.