Venezuela y los polémicos comicios anunciados serán, sin duda, el punto central en la Cumbre de las Américas. Al respecto conversamos con Luis Lander, director del Observatorio Electoral Venezolano (OEV), encargado de monitorear las elecciones en ese país desde el 2012.
—¿En estos años ha habido comicios limpios?
Desde hace años las competencias electorales no son equitativas. Se usan los recursos públicos con absoluto desenfado a favor del candidato oficialista y eso, por supuesto, perjudica a los opositores.
—Usted manifestó que hasta la elección parlamentaria del 2015 se podía acceder a la información de los votos por cada mesa, pero eso cambió con la elección a la Constituyente.
Sí, al día siguiente de toda elección cualquier ciudadano podía ingresar a la página del CNE [Consejo Nacional Electoral] para revisar los resultados y estos estaban detallados hasta a nivel de cada mesa de votación. Eso permitía que cualquier ciudadano curioso consulte en la mesa en la que había votado, apunte los resultados y verifique en la página si los datos eran correctos. Eso genera confianza. Pero con las elecciones para la ANC [Asamblea Nacional Constituyente] eso no se hizo, la información pública llegaba solo hasta los totales por municipio. Cambiar algo que ya era una tradición electoral obviamente genera mayores niveles de desconfianza.
—En esas elecciones también se obvió la tinta indeleble para los electores, se podía votar en cualquier mesa del municipio y el Gobierno movilizó votantes el día de los comicios. ¿Qué otras irregularidades detectaron ustedes?
La legislación electoral venezolana pone limites al uso de recursos públicos en las campañas electorales, la aparición de funcionarios públicos en las campañas, el tiempo en el que los actores políticos pueden tener acceso a los medios. Ninguna de esas cosas se respeta a cabalidad y, peor aun, cada vez se respeta menos. Además, la legislación no contempla que el candidato no puede promocionar sus obras en época electoral y el Gobierno por supuesto que hace eso: la aparición de Maduro es diaria, no pasa un día sin que el candidato oficialista aparezca en distintos medios y con frecuencia a través de la cadena de medios, que obliga a todos los canales públicos y privados a sintonizar el mismo mensaje. Mientras el candidato oficialista aparece permanentemente en los medios, los candidatos opositores tienen una visibilidad infinitamente menor. Con eso el Gobierno busca que la oposición no participe en las elecciones, que no la vean como una opción válida y hace que se incremente en esos sectores el ausentismo.
—Cada elección trae más denuncias de fraude...
Claramente se ve una tendencia de agravamiento en el deterioro de las condiciones electorales venezolanas. Hasta el 2015 había irregularidades pero los resultados numéricos eran válidos, a partir de ahí las cosas se deterioran de manera creciente. Por ejemplo, en las elecciones de gobernadores del año pasado el candidato opositor del estado Bolívar, con pruebas en la mano, copias de las actas emitidas por las mesas de votación, demostró que hubo una alteración numérica de votos. Con esos resultados el candidato Andrés Velásquez resultaba ganador, presentó la denuncia ante el CNE, que aceptó la denuncia pero hasta la fecha de hoy no ha dado respuesta, violando los lapsos establecidos. Mientras tanto, sigue como gobernador el ganador fraudulento. El CNE podría decir que lo que dice el opositor es falso o que tiene razón, cambiar los resultados y proclamar al verdadero ganador pero no hace ninguna de las dos cosas.
—Tienen al CNE, el Poder Judicial y la ANC alineados al Ejecutivo, ¿cómo se puede garantizar un proceso democrático?
Es que no se puede. Las condiciones no están dadas en Venezuela para que un proceso electoral sea íntegro. Elecciones que debieron ser a fines de año se mueven para el primer cuatrimestre del año y luego se cambian para mayo. Ahora el cronograma electoral sale publicado tarde, no se realizan las más de 100 actividades que suelen realizarse como parte del proceso previo a una elección. Y es un desorden que evidentemente no es casual sino que busca generar desconfianza.
—¿Qué acción se puede realizar desde afuera?
La comunidad internacional ejerce una gran presión sobre el Gobierno y es creciente. En estos últimos días se agregaron unas sanciones hechas por el Gobierno de Panamá a empresas y personas vinculadas al oficialismo que no le resultan nada cómodas al Gobierno. Y eso ha traído respuestas descabelladas. Como la respuesta a las sanciones de Panamá a personajes oficialistas. La respuesta fue imponer sanciones a empresas panameñas como a Copa Airlines,que suspendió sus vuelos e hizo que nos quedemos aun más aislados [...]. La presión internacional no solo es moral, Venezuela necesita de las divisas extranjeras y cortarlas comienza a complicar al Gobierno. Hace poco salió una noticia de que varias decenas de indígenas murieron por sarampión, esa enfermedad ya está totalmente controlada pero en comunidades indígenas está muriendo gente, debido a la crisis de medicamentos. Vemos lo mismo en gente que necesita trasplantes de órganos, que tiene diabetes, es una situación terrible.