En sus años de esplendor durante las décadas de los años 70 y 80 fue el narcotraficante más poderoso de México, dueño de las principales rutas de comercio de droga en la mitad del país y Centroamérica.
Pero la situación de Miguel Ángel Félix Gallardo, conocido como el Jefe de Jefes y quien fue el primer mexicano en exportar cocaína a gran escala a Estados Unidos a través de México, es hoy muy diferente.
MIRA: El capo Félix Gallardo niega haber matado al agente de la DEA Kiki Camarena en 1985
Tras 32 años encarcelado, Félix Gallardo rompió su silencio en una entrevista emitida este miércoles por Noticias Telemundo desde un penal federal de Jalisco.
Allí cumple una condena de 37 años por el asesinato del agente de la Agencia Antidrogas de EE.UU. (DEA) Enrique “Kiki” Camarena en 1985, pero él continúa defendiendo su inocencia.
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“Ignoro el por qué se me relaciona, porque ese señor (Camarena) no lo conocí. Yo no soy una persona de armas. Lamento mucho porque sé que era un buen hombre”, dijo.
“Cuando no has cometido un error, no tengo por qué arrepentirme. No participé en un hecho así”, aseguró.
De hecho, pese a ser considerado por la DEA como uno de los fundadores del cartel de Guadalajara, Félix Gallardo negó incluso la existencia de este grupo.
“Nunca existió carteles en Guadalajara. Quién sabe ahora. O sea, llevábamos una vida de familia. Traía a mis hijos a la escuela. Nunca hubo cartel”, dijo.
Con 75 años y una salud visiblemente deteriorada que dificultaba el desarrollo de la entrevista (en silla de ruedas, ciego de un ojo y sordo de un oído), el también conocido como el Padrino aseguró ya solo estar esperando la muerte.
“No tengo pronóstico de vida ninguno. Perdí todo (...). Yo soy un cadáver el cual no espera más de ser enterrado en la raíz de un árbol”, declaró.
Los inicios
Félix Gallardo nació en 1946 en Culiacán, Sinaloa, en el noroeste de México. Cuando era joven, trabajó en la Policía Judicial del estado como “madrina”.
Es el nombre que se da en México a personas protegidas por agentes policiales que realizan tareas ilegales en las investigaciones, como torturar detenidos o extorsionar a sus familias.
En los años 60, fue guardaespaldas de los hijos del entonces gobernador Leopoldo Sánchez Celis (1963-1968).
Especialistas como Luis Astorga, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), creen que fue entonces cuando el capo empezó en el negocio de las drogas.
Félix Gallardo se asoció con algunos de los principales capos de esa época, como Manuel Salcido Uzeta, conocido como el Cochiloco.
Otros de sus socios fueron Ernesto Fonseca Carrillo, alias Don Neto, y Rafael Caro Quintero.
Durante 15 años el Jefe de Jefes creó una poderosa organización que controlaba el tráfico de amapola y marihuana en Sinaloa, Durango, Jalisco, Guerrero, Chihuahua, Baja California y Nayarit.
A principios de los años 80 estableció contacto con bandas de Colombia, a quienes empezó a comprar cocaína para enviarla a EE.UU.
Vida social
De los colombianos aprendió la estrategia de mover la droga en pequeñas aeronaves.
De hecho, fue el primer traficante mexicano en establecer un puente aéreo entre Sudamérica, América Central y el norte de México.
De allí, la mercancía se enviaba por tierra a los contactos estadounidenses.
La técnica fue utilizada a gran escala por uno de los sucesores del capo, Amado Carrillo Fuentes, conocido como el Señor de los Cielos.
Un imperio como el de Félix Gallardo solo pudo construirse con el apoyo de autoridades, coinciden especialistas como Diego Osorno, autor del libro “Memorias de un capo”.
Esta protección le permitió mantener una intensa vida social. En Sinaloa y Jalisco se presentaba como empresario y ganadero, e inclus oformó parte del consejo local del desaparecido Banco Somex.
El capo aparecía con frecuencia en las páginas de eventos sociales de los diarios locales e incluso en Guadalajara, la capital de Jalisco, asistía a fiestas en bares de moda.
Osorno cuenta que el corrido “El Jefe de Jefes”, del grupo Los Tigres del Norte, se compuso en su honor.
“No le gustaba la canción”, le contó al periodista uno de los hijos del detenido.
Camarena Salazar
El imperio del traficante, sin embargo, empezó a derrumbarse en febrero de 1985 cuando en Guadalajara fue asesinado el agente de la DEA Enrique Camarena.
Caro Quintero y Fonseca Carrillo fueron acusados del crimen, pero la agencia antidrogas señaló también al Jefe de Jefes como autor intelectual.
Félix Gallardo fue detenido en abril de 1989. Años después, en mensajes a algunos periodistas, aseguró haber sido traicionado por las autoridades.
El capo señaló especialmente a su compadre, el fallecido comandante Guillermo González Calderoni, quien encabezó la operación para su captura.
La muerte de Camarena Salazar evidenció una serie de complicidades entre las bandas de narcotráfico y corporaciones policíacas.
Traficantes como Rafael Caro, por ejemplo, portaban identificaciones de la desaparecida Policía Judicial Federal.
El escándalo por las revelaciones provocó que México fuera incluido en la lista de países que, según el gobierno de EE.UU., no combaten eficientemente el tráfico de drogas.
Fue el llamado Proceso de Certificación de Drogas, que establece sanciones financieras y la cancelación de ayuda estadounidense a quienes no eran aprobados.
Hasta 1997, cuando fue finalmente “certificado” por la Casa Blanca, México debió entregar anualmente un informe de sus acciones contra el tráfico de drogas.
Cambios en el narcotráfico
Con Félix Gallardo la historia del tráfico de drogas sufrió algunos cambios.
Uno de ellos es la forma como se llama a las bandas. La DEA, por ejemplo, bautizó a su organización como el Cartel de Guadalajara.
Antes de esa época, en México no se utilizaba la palabra cartel para definir a los grandes grupos de narcotráfico.
El Jefe de Jefes, además, es indirectamente responsable del mapa del narcotráfico de los últimos años en México.
Según reveló el periodista Jesús Blancornelas, Félix Gallardo repartió su imperio entre sus principales colaboradores después de ser encarcelado.
Uno de ellos fue Joaquín “el Chapo” Guzmán, quien entonces -junto con su compadre Héctor Luis “el Güero” Palma- encabezaba una pequeña banda de tráfico de marihuana y amapola.
Décadas después, Guzmán y otros aliados crearon el Cartel de Sinaloa, una de las organizaciones de tráfico de drogas más grandes del continente.
Una herencia que de poco sirvió a Félix Gallardo. En 2017, más de 28 años después de haber sido detenido y tras un proceso judicial que fue considerado el más largo en la historia de México, fue condenado a 37 años de prisión, donde sigue recluido.
* Esta nota fue originalmente publicada en 2016 y actualizada con motivo de la entrevista concedida por Félix Gallardo.
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