En 1994 las Naciones Unidas se sometió a una auditoría para determinar cuánto gastaban sus agencias en llevar adelante los proyectos de cooperación. El resultado fue desalentador, los gastos administrativos y la burocracia encarecían los proyectos en casi todas. Sin embargo, descubrieron que una pequeña oficina del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) era autosostenible pese a que no recibía fondos o donaciones.
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El informe sobre el Servicio de Proyectos, como se llamaba la oficina creada en 1973 y que contaba con 450 trabajadores, llegó hasta la Asamblea General, donde maravillados la convirtieron al año siguiente en la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops).
Actualmente, la oficina agrupa a más de 7 mil trabajadores desplegados por el mundo bajo la misión de ser la entidad encargada de gerenciar programas, proyectos, llevar adelante proyectos de infraestructura y adquisiciones públicas junto a los gobiernos locales, organismos supranacionales y otras oficinas de la ONU.
De esa forma ha ejecutado más de US$1.200 millones en gestión pública y actualmente posee unos mil proyectos en desarrollo en todo el mundo, según la plataforma de información pública que posee.
“Gestión pública, justa y equitativa. Así resumimos nuestra labor; del otro lado está la lucha contra la corrupción, nosotros no la combatimos directamente pero apoyamos en que no progrese”, explica a El Comercio Fabrizio Feliciani, director regional de Unops para América Latina y el Caribe desde el 2013. “Los primeros 20 minutos de cada reunión consisten en explicar que no traemos plata pero haremos que el trabajo funcione mejor, ahora es más fácil porque hemos hecho varias cosas pero al inicio era muy complicado”.
- No combaten directamente la corrupción pero deben sufrirla. No imagino lo que debe ser eso en Latinoamérica, una de las regiones más corruptas del mundo...
Literalmente trabajamos en eso, en mejorar la gestión pública para que haya mejoras en eficacia y en los servicios. Hemos tocado a la corrupción en muchos de nuestros proyectos, nos han llamado para trabajar en países que se decían tan corruptos que no podían hacer más y necesitaban nuestra ayuda. Hay ciertos sectores que son los más afectados, la compra de medicamentos en Centroamérica es uno de esos. En Honduras, Guatemala y México hemos tenido muchas experiencias con eso último. Y los niveles de ahorro son realmente escandalosos.
- ¿De cuánto hablamos?
Más del 50%.
- ¿La corrupción duplica los precios?
El presidente de México dice que los tres primeros puntos de su programa de gobierno son: no corrupción, no corrupción y no corrupción. No solo porque es ético sino porque hay tienes todo el dinero para hacer lo que se necesita sin incrementar impuestos. Ahora, que siempre sea el 50% tampoco lo sé.
- Pero es un buen estimado…
Sí, pero uno no sabe cuánto es de verdad hasta que se haga la prueba en cada caso.
-¿Cómo lo descubrieron en Centroamérica?
En Guatemala -llevo un año y medio hablando de esto porque es demasiado grande- se ha abierto el mercado de medicamentos gracias al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), que viene a ser como EsSalud. Existía una combinación de factores que hacían que tres grandes revendedores nacionales vendan el mismo producto, al mismo IGSS, el mismo día con 4.800% de diferencia.
- ¡…!
Así es. Por ejemplo, si la metformina (medicamento para tratar la diabetes) te valía 85 centavos de quetzal (40 centavos de sol) en un lugar super lejano llamado La Libertad, en Petén. Te tomaba 14 o 16 horas llegar. El mismo revendedor ofrecía ese metformina por 4,50 quetzales (2 soles) en el hospital más grande del IGSS, ubicado a 8 kilómetros del aeropuerto. En el primero había 60 mil dosis, en el segundo 1 millón y medio. El segundo era un negocio, el primero no.
- Además del dinero, el tiempo es otro factor afectado por la corrupción. En Wuhan construyen un hospital en 10 días, en el Perú tras 10 años solo está la primera piedra.
Ciertísimo. La corrupción atrasa mucho y por dos vías. Una es la normal y la otra es que la anticorrupción muchas veces crea marcos regulatorios que vuelven mucho más difícil hacer las cosas. La sobrerregulación hace que las cosas se ralenticen. Hace poco, el presidente panameño Laurentino Cortizo mostró un cuadro que demostraba que una gran obra había quedado paralizada 1.190 días por idas y vueltas de recursos. Cada vez que alguien ganaba la licitación el otro apelaba, así se pasaron más de mil días y no pusieron ni la primera piedra. Ese formalismo te hace crear 27 normas inútiles, donde te dice que un contrato debe firmarse en la esquina derecha y si lo haces en la izquierda ya estás cometiendo un acto de corrupción. Pero nunca se discute del interés público.
- ¿Qué debemos entender por interés público?
El dinero que llega por nuestros impuestos o en el mejor de los casos el retorno de una antigua inversión, que se debe usar de la mejor forma. Es decir, buscar el máximo de resultados con el menor precio. Eso es lo que uno haría en su casa, pero cuando vas a la gestión pública no es así.
- Todos estos problemas desalientan a la mayoría a operar en la región, a todos menos a ustedes. ¿Cómo traer de vuelta a quienes se fueron por la corrupción
Siempre es difícil. Como en el juego, lo primero que hará el ladrón para zafarse del policía será convertirlo en ladrón también. En Guatemala, por ejemplo, hemos ahora como 178 millones de dólares optimizando los procesos, pero hay otros que no puedo decirte cuál es en el que hemos decidido no hacer cosas, hemos tenido que cambiar a directores de un día a otro, es muy bravo. Al inicio de mi carrera en Naciones Unidas trabajé en conflictos en Centroamérica, negociaciones entre guerrillas, ejércitos y esas cosas. Nunca sentí tanto nivel de peligro como ahora, antes sabías quién era quién, se sentaban y había algo de qué hablar. Ahora no, te sientas con el que está haciendo plata y no hay nada que negociar. Incluso puede pasar a un aspecto físico o de agresión.
- ¿Le ha pasado? ¿Lo han amenazado o ha enfrentado algún riesgo?
Riesgos sí, siempre, pero las amenazas nunca son directas.
- ¿Qué fue lo más riesgoso que puede pasar?
Trabajar en países sin tener todas las redes de contactos informada de lo que ocurre. Es como cuando trabajas con derechos humanos, son muy pocos actores y si tú eres el único que intenta que no haya corrupción te vuelves no muy popular. Si eres el único externo difícilmente harás que el sistema funcione diferente. Por eso, por ejemplo, en Guatemala trabajábamos mucho con Transparencia Internacional, informábamos a cada rato a la Cicig (Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala), también a las embajadas. Eso te crea un cordón de seguridad.
- Si los actores son corruptos y el proceso también, ¿cómo previenen que sus proyectos caigan en eso?
Porque hay tres etapas: impericia, negligencia y finalmente corrupción. Comienza una buena idea y debe pasar por toda una cadena para llegar a concretarse. En ese proceso hay miles de etapas en las que va perdiendo valor. Debes identificar cada parada y cómo operan, la mayor parte de las veces verás que hay ineptitud o negligencia. De 40 paradas, unas 35 son negligencia o impericia. Las otras cinco viven de ellas.
- Tomando en cuenta que el fin de la infraestructura es solucionar un problema social, ¿cómo decidir el proyecto necesario para cada objetivo?
Nuestro alcance, a veces, se limita a hacer bien la infraestructura. Otras veces a conseguir los productos. Pero hay otras, que son las joyas de la corona, y una está en tu país. Es bellísimo y para que no sea un elefante blanco es necesario ponerle mucho esfuerzo al contenido. Es el Museo Nacional de Antropología que estamos terminando de construir en Lurín entre ahora y julio del próximo año. Es futurista, es bellísimo, tiene el apoyo de Unesco, pero nuestra preocupación es saber si se trasladarán las obras de arte a tiempo, si el guion estará a tiempo. Este museo es bello por varios factores: no está en la Costa Verde o Miraflores, sino al sur de la ciudad, en un lugar no tan céntrico, muestra diversidad, combate al racismo, es un museo vivo, habrá arqueólogos trabajando, la finalidad social busca que las niñas y los niños crezcan superando las diferencias étnicas y que todos se sientan orgullosos de la pluriculturalidad.
- ¿Qué otros proyectos enorgullecen a Unops?
Hay una serie de cosas que parecían imposibles y las hemos logrado. La destrucción de gran parte de las armas químicas en Siria, que en Yemen entren barcos con material de construcción evitando que lleven armas, en Haití logramos reconstruir gran parte de los espacios públicos. Hace poco, también, en Ciudad de México ayudamos a que el Gobierno local se ahorre US$52 millones en la construcción de un teleférico.
- ¿Cómo lograron ese ahorro?
Ningún juez los habría perseguido, pero iban a tirar US$52 millones de forma legal. Es más, tuvieron que hacer una excepción a la ley para no desperdiciar ese dinero. Esa es la diferencia entre lo ético y ser correcto con la norma.
- Si hay un problema de salud se construye un hospital, si falta educación se hace un colegio. ¿Qué pasa con problemáticas como la equidad de género o el racismo? ¿Cómo construir algo para combatirlos?
La paridad y luego igualdad de género es una de las prioridades en nuestra lista. Muchas veces no hacemos proyectos porque no logramos que nuestra contraparte acepte la base de lo que pedimos [en cuanto a variedad de género y etnicidad entre los que participarán del proyecto]. En Latinoamérica aún hay mucho machismo y visiones antiguas que a veces dificultan eso. La ONU ha decidido que de acá al 2023 habrá paridad de género, un 47% - 53% si no me equivoco. Bueno, desde el 2019 en Unops de América Latina y el Caribe ya tenemos más mujeres que hombres trabajando. Ahora, la misión es reformar la junta de mandamases de Unops, vemos que hay muchos hombres y pocas mujeres, ese es nuestro próximo objetivo. Además, buscaremos insertar en nuestras futuras licitaciones una serie de condiciones de diferentes factores, ahora es género y diversidad, también emplear a locales, es una larga serie de cosas.
- ¿Qué proyectos tienen actualmente en desarrollo?
En el Perú hemos ejecutado más de US$3 mil millones en los últimos 30 años, ahora queremos ayudar al actual gobierno en mejorar su ejecución de presupuesto. Por varias razones políticas son uno de los países de la región que menos han ejecutado en los últimos años. Lo que me gustaría, además, sería fortalecer a las entidades nacionales en cuanto a la gestión pública justa y equitativa. Es algo que hemos venido avanzando en Centroamérica, en México y en Argentina. Otro tema fundamental es el de las migraciones, tanto las temporales como las permanentes.
- ¿Qué se planea hacer con la migración?
Políticas integración, de win-win, trabajar junto a Acnur (Oficina de la ONU para refugiados). Es la problemática número uno, no solo del Perú, lo vemos también con las caravanas de migrantes en Centroamérica. Ese tipo de fenómenos se están considerando como un problema de seguridad nacional cuando deberían considerarse como problemas de seguridad humana.
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