El CNE otorgó la victoria a Nicolás Maduro pese a irregularidades denunciadas por la oposición. Posteriormente, Machado y González anunciaron tener pruebas concretas de cómo se habían manipulado las cifras de votación.
El CNE otorgó la victoria a Nicolás Maduro pese a irregularidades denunciadas por la oposición. Posteriormente, Machado y González anunciaron tener pruebas concretas de cómo se habían manipulado las cifras de votación.
/ Ronald Pena R
Irma Montes Patiño

Por: Irma Montes Patiño*

Las recientes han generado una serie de implicancias geopolíticas que afectan no solo a nuestra región, sino también al equilibrio de poder global. Lo sucedido ha puesto de manifiesto las tensiones existentes entre diferentes bloques de poder y ha reavivado debates sobre la democracia, la soberanía nacional y la influencia internacional en los asuntos internos de los países.

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El impacto regional radica en que los países vecinos han mostrado reacciones diversas, lo que refleja la división ideológica que persiste en Latinoamérica. Solo nueve países de la región, incluyendo Perú, han cuestionado la legitimidad de los comicios y esta polarización podría afectar la cooperación regional en temas como la migración, comercio y la seguridad fronteriza.

El papel de organizaciones como la OEA y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) también se ha visto afectado. Su capacidad para mediar en la crisis venezolana y promover soluciones consensuadas se ha puesto a prueba, lo que podría llevar al replanteamiento de su eficacia y relevancia en el contexto político de la región.

En el ámbito global, se ha intensificado la competencia entre las grandes potencias. Estados Unidos, que mantiene una postura crítica, se enfrenta ahora al desafío de recalibrar su política hacia Venezuela. La continuidad o el posible cambio en las sanciones económicas  podrían tener repercusiones significativas en la economía global, especialmente en el sector energético, dado que Venezuela posee de las mayores reservas petroleras del planeta. Su estabilidad política y su capacidad para mantener y aumentar la producción de petróleo tienen un impacto directo en los precios globales del crudo y en las estrategias energéticas de muchos países.

Por otro lado, potencias como Rusia, China, la pequeña pero impertérrita Cuba junto al régimen teocrático de Irán, todos conspicuos aliados del tirano Maduro, aprovecharán la oportunidad para fortalecer su influencia en Latinoamérica. El apoyo económico y diplomático de estos países podría intensificarse, lo que llevaría a un aumento de las tensiones con EEUU y sus aliados en la región.

La Unión Europea por su lado, está en una posición delicada. Su compromiso con la democracia y los derechos humanos choca con la necesidad de mantener canales de diálogo abiertos con Venezuela. Sin embargo, su comunicado oficial ha sido una mera formalidad, supeditando la legitimidad de las elecciones “hasta  ver el conteo de la última acta”. Es decir, como que esperarán al pitazo final cuando el marcador está 10-0, con cinco minutos restantes. Algo meramente enunciativo que podría afectarla como actor global y en sus relaciones con otros países latinoamericanos.

Adicionalmente, se generarán problemas para la seguridad regional y global. La persistencia de la crisis política y económica podría exacerbar flagelos sociales como el narcotráfico, el crimen organizado transnacional y los flujos migratorios irregulares, lo que requeriría una compleja coordinación de la comunidad internacional, algo que será difícil de conseguir.

En conclusión, lo sucedido en Venezuela ha evidenciado la complejidad de las dinámicas geopolíticas en el siglo XXI. El resultado electoral y la respuesta internacional a este evento tienen el potencial de reconfigurar alianzas, influir en las políticas energéticas globales y plantear nuevos desafíos para la gobernanza regional y global. La comunidad internacional se enfrenta al reto de encontrar un equilibrio entre el respeto a la soberanía nacional y la promoción de valores democráticos, en un contexto donde las líneas entre la política interna y las relaciones internacionales son difusas. La reacción oportuna de la oposición venezolana y el apoyo de sus aliados internacionales será crucial para determinar no solo su futuro, sino también el rumbo de las relaciones internacionales en América Latina y más allá.

*Analista internacional

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