“No convencerán a los que viciaron su voto con la típica promesa de carreteras, agua, desagüe y seguridad”.
Sabemos que las necesidades prioritarias de las regiones son similares: salud, educación y trabajo, pero no estamos seguros si los aspirantes al gobierno regional lo sepan también. Tras un nefasto gobierno de Servando García en los últimos cuatro años y una pandemia que ha golpeado a todos los sectores, el grito desesperado de los piuranos es que el siguiente gobernante tenga la capacidad de tomar el timón de una región que aparenta abandono.
El destino ya está marcado: la segunda vuelta será entre Reynaldo Hilbck, del movimiento Unidad Regional, y Luis Neyra, del movimiento Contigo Región. Pero en esta oportunidad, los piuranos estamos más alertas a los antecedentes de estas opciones.
Reynaldo Hilbck cuenta con experiencia como gobernador y su renovada estrategia de tener a un nuevo equipo de profesionales capaces de llevar una buena administración regional le brindaría la confianza de llevar a los piuranos “por un camino seguro”. Sin embargo, Hilbck lleva la cruz del desborde del río Piura del 2017 y su falta de capacidad para prevenir este hecho. Este es un recuerdo que sigue fresco en las memorias de los ciudadanos y damnificados.
Por su parte, Luis Neyra León fue regidor provincial entre el 2007 y el 2010. Pero más allá de su militancia política, su falta de experiencia como ejecutor en el sector público podría jugarle en contra frente a su opositor. Tampoco ha precisado sobre los profesionales que le acompañarían en un eventual mandato, lo que crea una ambigüedad de sorpresa y hasta desconfianza en los piuranos.
De acuerdo a sus planes de gobierno para la región, y si nos enfocamos en las necesidades prioritarias, en el sector salud ambos proponen un Hospital de Alta Complejidad: Hilbck precisa que sería bajo la modalidad de asociación público-privada (APP) y Neyra no indica cómo llevaría a cabo dicha propuesta. Importante dato.
En torno de la educación, Hilbck anuncia que implementará los servicios de electricidad, agua y desagüe en los colegios públicos, mientras que Neyra realizará el saneamiento físico y legal de la infraestructura educativa en la región. El tiempo les apremia.
En cuanto a trabajo, la meta al 2026 para Hilbck es que el 41% de la población esté adecuadamente empleada en Piura. Neyra no precisa acciones concretas en este sector; un error que le podría costar el puesto de gobernador.
En esta oportunidad, para elegir al siguiente gobernador de Piura, va un consejo gratuito a los candidatos: no convencerán a los que viciaron su voto con la típica promesa de carreteras, agua, desagüe y seguridad. En una era post pandemia deben plantearse la siguiente interrogante: ¿cómo ayudarán a Piura a salir del abandono? Los piuranos merecemos más que un reciclaje y un inexperto.
La fe en política no alcanza.
“El voto piurano suele ser pragmático, lo que no equivale a decir que sea menos reflexivo”.
Piura es una de las nueve regiones del país que tendrán segunda vuelta. Reynaldo Hilbck (Unidad Regional) y Luis Neyra (Contigo Región) lograron apenas el 24,8% y el 18,2% de los votos emitidos, respectivamente, para encabezar el gobierno regional.
Esto significa que en las próximas cuatro semanas ambos candidatos deberán convencer a un 57% de piuranos que no los eligió el pasado 2 de octubre.
Ya sea por desconocimiento, desinterés o comprensible desconfianza, el voto piurano fue disperso, incluyendo nulos y blancos. Ello sin considerar el ausentismo, que en la primera vuelta fue de alrededor del 23%.
Hilbck, exgobernador regional (2015-2018), no estuvo ni cerca de alcanzar ese 36% que obtuvo en el 2014, cuando ganó en primera vuelta tras duplicar en votos al candidato que quedó en segundo lugar.
Neyra, exregidor aprista (2007-2010), estuvo cerca de ganar la alcaldía de Piura en el 2018, cuando se quedó poco más de 600 votos debajo del actual alcalde, Juan José Díaz Dios. Ese año postuló con el movimiento Fuerza Regional, del actual gobernador Servando García.
Esta gestión regional terminará dejando a Piura como una de las regiones con menos ejecución del presupuesto público y encabezando el triste ránking de la corrupción.
No es coincidencia que el exgerente general Jesús Torres hoy esté preso, que se haya contratado personal solo por favor político, que la Oficina Regional Anticorrupción haya permanecido inactiva durante casi toda la gestión y que –para muestra, un botón– se haya descubierto que trabajadores del gobierno regional se llevaban medicamentos a sus casas.
Es indispensable que el próximo gobernador regional garantice la apertura, transparencia y rendición de cuentas, que priorice funcionarios de carrera pública y que deslinde oportunamente de cualquier acto de corrupción.
Urge, desde ya, que tanto Hilbck como Neyra anuncien públicamente quiénes serían sus asesores y funcionarios, qué profesionales y técnicos los acompañan, y por qué los eligieron. Durante la primera vuelta, esto podía tornarse difuso, pero hoy, con solo dos opciones, debe ser una premisa clara.
En Piura se tiene prevista la realización de al menos dos debates que servirán para este propósito, y será momento para confrontar no solo propuestas, sino su sustento y relevancia sobre la realidad. Será fundamental obtener de los candidatos compromisos concretos en salud, agricultura, educación, infraestructura y desarrollo.
Hoy las demandas giran principalmente en torno a la reconstrucción, el plan integral del río Piura, el sistema de drenaje pluvial, el Hospital de Alta Complejidad, los hospitales estratégicos y el abastecimiento de agua para la producción agrícola y el uso doméstico, entre otros temas fundamentales.
El voto piurano suele ser pragmático, lo que no equivale a decir que es menos reflexivo, sino que a veces las convicciones políticas tienden a diluirse y priman las necesidades y los problemas de la región. Esto está relacionado con la escasa representatividad de los partidos políticos. Esta es también una consideración válida para los próximos cuatro años, de cara a la coyuntura nacional.