Qali Warma es un programa indigno. Ningún niño en nuestro país merece ser alimentado en condiciones insalubres, con sobras de alimentos de empresas cuya única preocupación sea el “jugoso” negocio de licitar con el Estado y cuya dinámica sea “mantenerse dentro” incluso jugando con la salud y la vida de los niños. ¿El precio? En primer lugar, la salud pública y, en segundo, mientras más grave sea la denuncia y el número de afectados, más provecho se le saca a la situación. Todo esto no es más que la miseria humana.
El último domingo, “Punto final”, en un primer reportaje, demostró, una vez más, cuán perverso puede ser el sistema de un programa minado hace años por la corrupción y la angurria de funcionarios y empleados a todo nivel. En este caso, uno de los brazos articulados es una mujer puneña que conoce más que nadie las carencias de la comunidad infantil de su zona y que la traicionó sin ningún escrúpulo.
Lo anterior nos recuerda que, mientras más lejos se está, más abandono hay; así funciona la incongruencia de ser vulnerable y, al mismo tiempo, olvidado.
Me pregunto, ¿tiene el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) algún organismo de control interno que fiscalice la calidad del suministro alimentario? O, mejor dicho, ¿le interesa al Midis que nuestros niños se alimenten dignamente? Claramente no, porque todo lo que ha ocurrido en las últimas horas ha sido reactivo.
Comunicados van y vienen. Así se sostienen –desde hace mucho– quienes han debido dar un paso al costado. Varios sobreviven por el ruido político diario que genera nuestro país, porque ya vemos que de capacidad de gestión y humanidad carecen.
En unos días conoceremos mayores detalles de esta denuncia; sin embargo, lo conocido hasta ahora nos regresa en el tiempo. La hoy presidenta Dina Boluarte estuvo al mando del Midis durante gran parte del mandato de Pedro Castillo. Luego le sucedió un funcionario cercano del sector, Julio Demartini, que hasta ahora permanece inamovible en el cargo. Ya el Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción del Poder (Eficcop) advertía sobre la existencia de una presunta organización criminal dentro del Midis, a la que se suma el hoy vocero del gobierno, Freddy Hinojosa, otrora director de Qali Warma.
¿Esperará la presidenta hasta el domingo la emisión de la segunda parte del reportaje? ¿O se animará a rendir cuentas en los próximos días? Porque esto último es lo que haría un buen y honesto funcionario público: rendirle cuentas a las familias de esos niños por los que lloraba en China hace unos meses hablando de la desnutrición en nuestro país.