Pedro Pablo Kuczynski (PPK) llegó al poder presumiendo “un equipo de lujo” y con varios ministros que prometían dar mucho fuego en sus distintas áreas de acción. Sin embargo, lo que vino a continuación fue una catarata de escándalos provocada por funcionarios de segundo orden (algunos de ellos, como se sabe, allegados al propio mandatario), lo que nos lleva a preguntarnos por qué sucede esto. ¿Cómo es posible que una administración con experiencia de gobierno –e incluso exitosos empresarios a bordo– falle en algo tan elemental como la selección de sus cuadros?
La lista no es poca cosa: un asesor presidencial, un viceministro de Agricultura, un secretario general en Salud... y hay más casos. ¿Por qué ocurre esto? La respuesta pasa por dos aspectos evidentes: Kuczynski no tiene un partido político de verdad que le sirva de cantera para la designación de funcionarios intachables. Cada uno de los nombres que han desfilado en las últimas semanas –salvo los ppkausas Jorge Villacorta y José Labán– proviene de fuera de Peruanos por el Kambio.
Un segundo nivel de reclutamiento debería partir del equipo de plan de gobierno que lo acompañó en la campaña, y es obvio que los cuestionados tampoco estuvieron en ese círculo. Los colaboradores claves de PPK que participaron entonces se cuentan con los dedos de una mano (Alfredo Thorne, Alfonso Grados y Fiorella Molinelli, entre muy pocos), mientras que el primer ministro Fernando Zavala reinaba en Backus o la ministra de Salud, Patricia García –en cuyo sector se ha denunciado más de un ‘gorgojo’–, ni siquiera se imaginaba que portaría un fajín a partir del 28 de julio.
Así las cosas, sin una organización partidaria capaz de aportar talento y sin técnicos que pasaran por el tamiz previo de un trabajo en equipo, la proliferación de recién llegados aumentó las posibilidades de que se terminara nombrando a ex servidores cuestionados.
Además, si en la campaña electoral el propio Kuczynski escuchaba poco a sus asesores y decidía por la libre –de ahí lo accidentado de su sube y baja en la carrera y de su triunfo final–, me dicen que esta actitud ha recrudecido con el paso de los meses y el goce del poder. De ahí que PPK ordenara el nombramiento de Carlos ‘Negociazo’ Moreno como su asesor personal sin contrastar previamente sus antecedentes (¡bastaba consultar Google!), o aprobara la convocatoria de Alfredo Jalilie como “consejero” en el Ministerio de Economía y Finanzas. Ello explica la naturalidad con la que él mismo hizo la revelación y luego trató de minimizar, en ambos casos, lo controversial de sus designaciones.
Hace falta un filtro, sí, a gritos; pero sobre todo falta convicción en el presidente para que ese “equipo de lujo” que necesita su administración sea más que un eslogan. Y dado que nada se mueve aún en ese sentido, es probable que tengamos nuevas y desagradables sorpresas en las próximas semanas. Ojalá me equivoque.