Quizás la palabra que mejor define los últimos meses al Perú es ‘polarización’, una tendencia que se está aproximando cada vez a niveles más confrontativos que amplían las divisiones en la sociedad y limitan las posibilidades de un diálogo y consenso para salir de esta profunda crisis.
Es lo que llamamos “polarización tóxica”, una dinámica en la que se reducen, deslegitiman y hasta anulan aquellos posicionamientos diferentes al propio. En efecto, se llega a ver a “los otros” –quienes piensan distinto– como “enemigos” y “traidores”, dejando fuera de lugar la pluralidad que enriquece los diálogos. Se olvida, así, que los desacuerdos no solo son legítimos, sino que sobre todo son necesarios en una democracia.
Esta tendencia no es exclusiva de la sociedad peruana. Según datos de Variety of Democracies (V-Dem), América Latina es la región en la que más ha crecido la polarización en los últimos 20 años y es, en la actualidad, una de las más polarizadas del mundo.
Desde luego, este es un fenómeno que se ha agudizado a través de las redes sociales. Es cierto que las redes han permitido que, para bien, más personas puedan participar en el debate político y han servido, muchas veces, de espacios de reflexión. Pero también sus algoritmos nos ponen dentro de los “filtro burbuja”, que nos llevan a interactuar solo con opiniones afines a las nuestras.
En una suerte de círculo vicioso, las redes sociales alimentan la polarización y han llegado a convertirse en un medio ideal para desinformar, extremar posturas, propagar discursos de odio y hostigar a quienes opinan diferente.
En el caso del Perú, el debate en las redes sociales sobre la actual crisis se ha plagado de calificativos bajo una lógica que, sin matices, se resume en: “estás conmigo o estás contra mí”. No es coincidencia que ‘terrorista’ haya sido una de las palabras más usadas durante esos primeros días, según lo detectado del 20 de diciembre al 9 de enero del 2023 por eMonitor+, nuestra herramienta de inteligencia artificial que permite capturar y analizar de manera automática publicaciones de cuentas de alta influencia en la conversación política digital.
Esta tendencia también afecta a las instituciones esenciales para la democracia. Organismos constitucionales autónomos, como la Fiscalía de la Nación, la Defensoría del Pueblo y el Jurado Nacional de Elecciones, han sido objeto de ataques y, en algunos casos, hasta de amenazas de muerte, según el monitoreo del 7 al 20 de marzo del 2023.
Todo esto sobrepasa los límites de la tolerancia y propicia un clima de desconfianza y hostilidad constante, lo que hace que el camino para salir de esta crisis sea más intrincado. Por eso se requiere de un esfuerzo proactivo que no solo responda a escenarios de violencia, sino que sea capaz de anticipar aquellas dinámicas de radicalización en el discurso.
Es lo que precisamente hace eMonitor+, herramienta que el PNUD ha aplicado con éxito en contextos de alta violencia y fragilidad institucional, como Túnez, Libia y Líbano, y que ahora está disponible en el Perú en alianza con la asociación civil Transparencia.
Hasta la fecha, eMonitor+ ha recopilado más de 165.000 publicaciones en el país que son monitoreadas por un equipo especializado en el análisis del discurso. Se espera que esta información sirva para que organizaciones, tomadores de decisiones, periodistas y sociedad civil puedan idear respuestas y soluciones frente a este escenario.
Hacer frente a la polarización no significa limitar la libertad de expresión ni prohibir su ejercicio, sino impedir que degenere en algo más peligroso y es que, una vez que un país se divide profundamente, es muy difícil superar esa polarización que se atrinchera y se autoperpetúa.
De ahí que debemos ser capaces de anticipar en qué momento se está llegando a niveles tóxicos y condenar el odio y la violencia. Necesitamos liderazgos políticos responsables que ayuden a limitar esta polarización y hacer valer nuestras diferencias en vez de negarlas, porque no somos “nosotros contra ellos”, somos todas y todos propiciando el debate y la pluralidad para salir juntos de esta profunda crisis.