El Perú enfrenta una emergencia. Pero tenemos grandes activos sobre los cuales podemos construir una respuesta: inmensos recursos naturales, una población joven con creciente participación laboral de la mujer, una clase media que crece con optimismo, un espíritu emprendedor andino en todo el país, finanzas públicas ordenadas y una posición financiera envidiable en el difícil barrio de América Latina.
¿Por qué siendo un país de tantos recursos y oportunidades poseemos aún tanta gente pobre? Porque hemos desperdiciado repetidos auges de recursos naturales a lo largo de nuestra historia: el guano y el salitre, el azúcar, el caucho y más recientemente la pesca, y en los últimos 15 años hemos tenido un auge minero causado por la industrialización en China. ¿Por qué no hemos podido aprovechar cada una de estas oportunidades y crear un crecimiento sostenido y justo para todos los peruanos?
Porque no hemos creado un Estado organizado que pueda dar una orientación hacia el futuro sin responder a intereses particulares. Necesitamos ponernos de acuerdo sobre cómo promover las grandes prioridades que demanda la población: educación, seguridad, infraestructura social básica y salud. Necesitamos sobre todo un Estado de derecho que nos haga a todos iguales ante la ley con justicia y sin corrupción. Mientras tanto, la economía se enfría y la inseguridad invade nuestras calles y hogares. La corrupción y el narcotráfico amenazan al Estado en todos sus niveles.
Lo que vivimos hoy en el Perú es consecuencia de una falta de visión y consenso nacional sobre cuáles son las grandes prioridades para el futuro. Para empezar a enfrentar los problemas inmediatos, proponemos un plan de emergencia.
Es momento de actuar para retomar el crecimiento económico y enfrentar los problemas sociales que provienen del estancamiento. Necesitamos poner en marcha las reformas para que el país crezca de manera sostenible y justa. Ningún país ha llegado a la modernidad con el grado de informalidad que tiene el Perú. ¿Qué debemos hacer para empezar? a) Bajar los impuestos para las pequeñas y medianas empresas y el impuesto sobre la renta de los peruanos. Reducir el IGV de 18% a 15% y el Impuesto a la Renta al 10% en los próximos 10 años para las pequeñas empresas. b) Generar trabajos para los 300 mil jóvenes que entran al mercado laboral cada año y otros 300 mil que quieren trabajos formales con beneficios, o sea, 3 millones de puestos de trabajo en 5 años, impulsando la inversión pública y privada c) Incrementar la remuneración mínima, mejorar los salarios y profesionalizar al sector público, d) Obras en las regiones, sobre todo en agua y saneamiento, caminos, electrificación y salud. e) Reformar Pro Inversión para que sea promotor y controle las oportunidades de corrupción que lamentablemente existen en muchos proyectos regionales y municipales.
Otro reto que necesitamos enfrentar de manera conjunta es la inseguridad ciudadana y la lucha contra la corrupción. Eso parte por una reforma del Poder Judicial, para que sea transparente y eficiente: el órgano de control del Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, requiere una reforma constitucional para que funcione sin intereses particulares y con miembros de alto nivel moral.
Es fundamental romper con el pasado y empezar un nuevo camino: a) Refundar la policía, pagando mejores sueldos, dándoles mejor entrenamiento y expulsando a los malos elementos. b) Crear las cárceles productivas para que no haya más delincuentes viviendo del ocio sin aprender ni producir nada. c) Eliminar la impunidad con leyes duras y efectivas. Revisión de los indultos dados en los últimos años. d) Inversión en tecnología e inteligencia para combatir el crimen desde sus raíces. e) Creación del Programa Barrio Seguro, con un comando de policía comunitaria en cada uno de los 138 distritos que concentran más del 80% de los delitos en el Perú y f) Necesitamos más comisarías tecnificadas y accesibles al público.
Aparte de una limpieza del Poder Judicial y de la fiscalía necesitamos: a) Creación de un canal de comunicación directa con la población para denunciar corrupción en el Estado y b) Creación de la ficha limpia (muerte civil) para cargos públicos. Los empleados públicos deben garantizar la integridad, la honestidad y la responsabilidad del dinero público.
La pobreza es la esclavitud del siglo XXI. Sin crecimiento aumenta la pobreza: tenemos 8 millones de peruanos que viven en la miseria. El crecimiento debe llegar a todos los peruanos, vía una infraestructura social esencial: educación, salud pública, agua potable y alcantarillado, conectividad. La pobreza se concentra en las zonas rurales. Debemos crear un programa de desarrollo rural, con tecnología, información, crédito y caminos. Y en las ciudades debemos reactivar los grandes programas de vivienda social: Mivivienda, Techo Propio y Mi Barrio, hoy muy disminuidos.
La historia es una. Todos pasamos, pero nuestros errores y aciertos se quedan. Para salir adelante, necesitamos crear consensos nacionales alrededor de los grandes temas, no solo de coyuntura pero también de largo plazo: crecimiento económico con bienestar para todos los peruanos, seguridad ciudadana y lucha contra la corrupción que nos haga a todos iguales ante la ley, inversión productiva, e inversión social que elimine la miseria en la cual todavía viven tantos peruanos.
Estamos en una encrucijada. Tenemos que salir del pasado. Debemos tener el coraje para tomar un nuevo camino, que cambie el presente y nos dé un nuevo futuro.