Por un modelo humano, por Inés Ruiz Alvarado

Por ejemplo, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo ha presentado varias medidas, como la implementación del FAE Turismo (un fondo dirigido a empresas turísticas focalizadas en las necesidades del sector) y el Programa Turismo Emprende (un fondo concursable para apoyar a negocios que ya existen pero que quieren mejorar). Esta segunda convocatoria, que cuenta con un fondo de S/50 millones, buscan beneficiar a 600 micro y pequeñas empresas del sector, que podrán acceder hasta a S/100.000 para cofinanciar sus propuestas. Esto permitirá una reconversión de actividades turísticas especialmente dirigidas hacia procesos de innovación, adecuación tecnológica y sanitaria.

En los últimos 20 años, la industria del turismo en nuestro país ha tenido un crecimiento ininterrumpido; un modelo que nos ha colocado en el tercer lugar en aportación de divisas para la economía nacional. Sin embargo, esta bonanza ha sido proporcional a las dificultades presentadas. Me explico. El crecimiento masivo pero sin mayor planificación ha sido un problema que ha traído consecuencias graves. El viceministro de Turismo, Guillermo Cortés Carcelén, afirma que este no es un problema de los últimos cinco años, pues el modelo funciona y las cifras son positivas, pero, añade, este crecimiento se ha transformado en un cuello de botella (por ejemplo, en el volumen de visitantes o en los aforos en los espacios que constituyen patrimonio natural y/o cultural). En ese sentido, las dificultades para desarrollar un turismo sostenible en el país se han ido agudizando.

Coincido con Cortés en que es indispensable reflexionar sobre las acciones a tener en cuenta para la reactivación del sector. No obstante, reforzar y mejorar el esquema de modelo turístico construido hasta ahora es una tarea pendiente en vista del actual contexto de crisis sanitaria. Primero debemos apuntar a un desarrollo sostenible respetuoso con el medio ambiente, el patrimonio cultural, material e inmaterial, los espacios para la memoria y los vínculos de las sociedades con sus territorios y ecosistemas. Es decir, si se piensa en modelos de negocio hospitalario, estos deben ir conectados con un valor agregado y de contribución con el desarrollo del lugar. Asimismo, en la idea de establecer redes para trabajar con las comunidades, en la mayoría de casos vulnerables.

Cortés sugiere que es necesario tener en cuenta quiénes serán los nuevos visitantes. Los especialistas proponen un nuevo concepto del turista. Un turista joven, ‘millenial’, que buscará el cuidado del medio ambiente y que será responsable por el impacto que tendrá su visita en el lugar de acogida. Esta tipificación, sin duda, adosa insumos para los interesados en la antropología del turismo, y puede proyectar un espacio para otra reflexión.

Este parece ser el futuro más cercano de uno de los perfiles de turista que nos visitará. Se debe plantear, entonces, un modelo de gestión turística sostenible, integral y responsable en la construcción del modelo mencionado. ¿Por qué integral? Porque debe preexistir una visión que integre salud, educación, cultura y economía. Queremos una reactivación del sector, sí, pero debemos cambiar la forma en la que actualmente está concebida la gestión turística.