Para el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el primer problema entre todos los del mundo “es el cambio climático”. Por eso invitó hace unos días a los líderes mundiales a una cumbre para hacer de este una prioridad.
El calentamiento global es un problema real, pero no la prioridad mundial. Y la ONU lo sabe. Su programa de extensión The World We Want (El Mundo que Queremos) le pidió a más de cuatro millones de personas de todas las naciones que mencione sus prioridades: mejor educación y atención sanitaria, menos corrupción, más puestos de trabajo y alimento accesible. El calentamiento global, en el lugar 17, ocupó el último puesto.
Esto no es sorprendente. Si sus hijos están en riesgo de morir de malaria o malnutrición, esas son sus prioridades. Regiones más ricas, como América Latina, ubican al calentamiento global en el decimosegundo lugar. Incluso los europeos, con las políticas climáticas más fuertes del mundo, ubican al calentamiento global en el décimo puesto.
Los políticos utilizan el alarmismo catastrófico para reforzar la afirmación de que el clima es nuestra “misión generacional”. Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de cambio climático de la ONU de Costa Rica, cree que deberíamos enfocarnos más en el calentamiento global debido al “aumento de la frecuencia e intensidad de incidentes y desastres naturales”. Esto es erróneo. El costo total de los desastres del tiempo y el clima, según el Panel Climático de la ONU, solo aumenta porque existen personas más ricas. Cuando se normaliza, según este, las tendencias a largo plazo no se pueden atribuir al cambio climático natural ni al antropogénico. Para tener menos desastres en el futuro, debemos centrarnos en mejores políticas para mantener a la gente al margen del peligro, por ejemplo a través de mejores advertencias.
En un estudio, el University College de Londres descubrió que las estrategias que apelan al miedo suelen ser ineficaces y conducen a la sospecha de que “están tratando de manipularme”. Recuerde que en el 2007, Al Gore nos dijo que la capa de hielo del Polo Norte podría desaparecer en tan solo “siete años a partir de ahora”. Eso es hoy. El hielo Ártico definitivamente muestra una reducción, pero nada cercano al 100%; este setiembre está reducida en alrededor de un 17%.
Ban Ki-moon declara que “nos estamos dirigiendo hacia un cataclismo”. Pero el Panel Climático de la ONU estima que el costo total del cambio climático a lo largo de la década de 2070 será inferior al 2% del PBI. Un problema, pero no el fin del mundo.
Compárelo con los verdaderos desafíos que enfrenta el mundo en estos momentos. Todavía hay 1,2 mil millones de personas viviendo en pobreza extrema, y necesitando crecimiento económico. Durante los últimos 30 años, China ha sacado a 680 millones de personas de la pobreza y lo hicieron con enormes cantidades de carbón barato aunque muy contaminante.
Sin embargo, líderes occidentales bien intencionados llegaron a Nueva York para reiterar la solución al calentamiento global que ha venido fracasando: cambiar a energías renovables. Esto es hipócrita: según la Agencia Internacional de la Energía, el mundo rico obtiene solo el 8% de su energía de fuentes renovables.
Un nuevo estudio del Centro para el Desarrollo Global muestra crudamente el costo de impulsar las energías renovables. Gastar US$10 mil millones en energías renovables en África puede sacar a 20 millones de las tinieblas y de la pobreza. Pero gastar 10 mil millones en gas sacaría a 90 millones. Insistir en las energías renovables significa dejar deliberadamente a 70 millones de personas en la oscuridad.
Esto no significa que no debamos hacer frente al calentamiento global. Pero tenemos que darnos cuenta de que las energías renovables son todavía demasiado costosas. En lugar de gastar miles de millones en los actuales subsidios, debemos invertir mucho más en la innovación verde para reducir el costo de las futuras generaciones en energía limpia. Cuando actualicemos el precio de las energías verdes por debajo de los combustibles fósiles, todo el mundo las adoptará.
Pero, en un mundo en el que 4 millones mueren cada año debido a la quema de madera renovable y estiércol en fogatas en el ambiente interior, mientras la pobreza, la falta de agua potable, las enfermedades infecciosas, la educación deficiente y la escasez de alimento afligen a miles de millones, no podemos afirmar con rostro impávido que el clima debería ser nuestra principal prioridad.