Casi cuatro meses después de que la dirigencia de la Federación Médica Peruana iniciara una paralización de gran perjuicio para los pacientes, esta dirigencia se niega reiteradamente a firmar acuerdos a los que se llegó en más de 40 reuniones de trabajo –que en la etapa final incluyeron la mediación del padre Gastón Garatea, de la Comisión de Salud del Congreso e inclusive la participación de la Presidencia del Consejo de Ministros–. Queda claro que detrás de la medida no está la preocupación por la salud de los peruanos sino otros intereses, como la resistencia de un grupo de médicos a la política remunerativa que intenta promover la meritocracia y reconocer el esfuerzo personal de los trabajadores de salud.
La reforma remunerativa acaba con una situación en la que los incentivos remunerativos estaban al revés: quienes trabajaban más lejos ganaban menos. Con la política en implementación, hoy la remuneración básica de un médico que empieza su carrera en el sector público (primer nivel) es S/.4.568. Ello implica un aumento real de al menos S/.1.100 para más del 60% de los médicos, que se eleva a S/.1.500 para los 3.500 serumistas y residentes que antes no percibían ninguna de las asignaciones adicionales que sí eran recibidas por los médicos de los grandes hospitales de Lima y algunos otros centros urbanos.
Sobre esta remuneración básica de S/.4.568 para el primer nivel y de S/.5.330 para el quinto nivel, hay bonificaciones adicionales por trabajo en zonas alejadas o de frontera (S/.1.480), en zonas de emergencia (S/.1.200), en atención primaria de salud (S/.450), por atención especializada (entre S/.400 a S/.650), por atención en servicios críticos (S/.450) y por responsabilidad jefatural (de S/.400 a S/.1.200), las que pueden ser acumulables, con lo que el ingreso de un médico se eleva de forma importante, más aun si consideramos que también tienen ingresos por concepto de guardias, que se han incrementado en 55% a partir de este mes. Además, si al final del año se cumplen metas de desempeño, hay un bono que equivale a una remuneración básica. Con ello se ordena la lógica de los incentivos para conseguir presencia de médicos más cerca de las personas, en especial de las más excluidas, y para reconocer el trabajo que tiene atributos vinculados a la calidad de la atención a las personas.
Para cumplir con esta política remunerativa, no solo para los médicos sino para todos los trabajadores asistenciales de salud, se ha incrementado el presupuesto público en S/.1.000 millones, y están previstos incrementos adicionales para los años siguientes. Esta es una cifra histórica. Nunca un gobierno peruano ha invertido tanto para mejorar los ingresos de sus recursos humanos en salud. Y lo hace convencido de que la mejora de los servicios de salud empieza por la revalorización de los recursos humanos y por la instalación de una ruta de meritocracia, en el marco de una reforma de la salud que busca universalizar la protección en salud para todos los peruanos.