La ciudad de Lima, debido a diversos motivos –como la revolución de Velasco, con reforma agraria incluida, y el terrorismo con el consiguiente empobrecimiento de las provincias–, ha recibido una migración explosiva y sin planificación. La constante invasión en su periferia llevó a la formación de las famosas barriadas que luego se convirtieron en pueblos jóvenes y ahora, algunos, constituyen los pujantes conos.
Esta invasión de los arenales que rodeaban Lima trajo consigo la dificultad y el sobrecosto de brindar servicios como agua, electricidad, vías y transporte, sin que estos formaran parte de una planificación. Hoy el transporte de mercadería y personas viene colapsando y duplicando tiempos de viaje, consumo de combustible, contaminación y accidentes. Estos sobrecostos los pagamos todos y requieren una solución técnica y con planificación futura, que deberá respetarse por las administraciones que vengan. Para ello, debe considerarse reducir viajes, propiciar el uso del transporte público sobre el particular, reducir el número de vehículos de transporte público reemplazando cada siete combis por un bus y deben priorizarse vías masivas como metros, trenes elevados y metropolitanos sobre los ejes principales inter distritales, los que deben ser alimentados por los buses de transporte distrital (los antiguos urbanitos).
La mejor manera de mantener una ciudad limpia no es limpiando, sino no ensuciándola. Del mismo modo, la mejor manera de descongestionarla no es anchando vías o creando nuevas, sino planificándola de tal manera que se reduzcan las necesidades de transporte y utilizando de modo más eficiente las vías y los vehículos: se debe buscar transportar con la menor cantidad de ellos.
Una ciudad multicéntrica requiere menos viajes y menos tiempo de viaje que una monocéntrica. Sin haberlo planificado, los conos, hoy autosuficientes, vienen convirtiendo a Lima en una ciudad multicéntrica y se ha descongestionado el centro de Lima, el que volverá a ofrecer calidad de vida a los habitantes que comiencen a ocuparla nuevamente, así como a aquellos que trabajen en oficinas de empresas de alto nivel que decidan regresar.
La diferenciación de horarios de ingreso y salida de colegios, oficinas e industrias, así como la asignación de horarios para el movimiento de mercadería, permitiría el transporte con menos buses y camiones, menor congestión de vías, menor contaminación y gran reducción de tiempos de viaje. La asignación de horarios, de preferencia nocturnos, para el movimiento de mercadería reduciría la presencia de camiones en horas punta.
Asimismo, la implementación de terminales para buses y camiones interprovinciales a las afueras de la ciudad podría evitar que ingresen y se sumen a la congestión, al mismo tiempo que incrementaría su productividad, ya que se requerirían menos unidades para transportar la demanda de pasajeros y carga.
Es importante que los futuros alcaldes conozcan el Plan Regional de Desarrollo Concertado de Lima (el cual se encuentra en la página web http://goo.gl/WdkUaF, que incluye el Plan Metropolitano de Desarrollo Urbano para Lima y Callao al año 2035), cuya elaboración fue encargada al recordado ex teniente alcalde Henry Pease. En su elaboración participaron destacados urbanistas y organizaciones de bases, incluida la Fundación Transitemos. Finalmente, los candidatos y futuros alcaldes deben contar dentro de su equipo con técnicos en transporte que realmente conozcan el tema. Para esto, no basta el sentido común ni el criterio y menos aún las soluciones políticas. Todos los alcaldes de una región deben tener un mismo norte.