Para Sara Barrenechea, una parte de su vida se le fue el 4 de noviembre del 2012, cuando se incendió el Callejón del Buque en Barrios Altos. Era una de las damnificadas y se negaba a ser reubicada porque toda su vida se hacía en el Centro Histórico.
En diciembre del 2013, otro incendio arrasó una casona en el jirón Ocoña y dejó 113 damnificados. Defensa Civil declaró aquella vez que 9.913 viviendas de quincha y madera estaban en peligro en el Cercado además de La Victoria, el Rímac y Barranco.
Cumpliendo la profecía, este último 16 de octubre ardió uno de los edificios de la histórica y bella plaza Dos de Mayo.
El alcalde electo Luis Castañeda hereda una bomba de tiempo en el Centro Histórico de Lima (CH). No se ha ejecutado ninguna acción de prevención ni de recuperación urbana que garantice vidas e inmuebles patrimoniales.
El CH de Lima tuvo un plan maestro formulado durante la gestión del alcalde Alberto Andrade, que fue el primer plan reconocido por la Unesco de zona monumental protegida en el Perú. Era una hoja de ruta que se materializó con el proyecto de recuperación del CH de US$80 millones presentado al Banco Interamericano de Desarrollo.
El proyecto, desechado por Castañeda en su gestión anterior, dejó al CH desprotegido. La gestión actual tampoco hizo nada, más allá de peatonalizar algunos jirones.
Hoy podría perderse la condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad otorgado por la Unesco ante el evidente abandono del centro.
Sin embargo, el CH continúa apareciendo en las encuestas de opinión como el espacio de identidad más importante para los limeños y un 84% señala en la última encuesta de El Comercio elaborada por Ipsos que su recuperación debería continuar (a pesar de lo poco hecho).
El centro presenta una peligrosa tendencia al despoblamiento y más bien al incremento de actividades comerciales y de servicios formales e informales. Ahí han proliferado las imprentas, talleres, depósitos, que contienen material inflamable. Según Mario Casaretto, comandante del Cuerpo General de Bomberos, casi 120 mil viviendas están en peligro en el Cercado por funcionar como almacenes y depósitos.
En las noches, el Centro Histórico es tierra de nadie: prostitución, delincuencia, drogadicción. Paraje inhóspito para vivir en paz.
El centro necesita actualizar su plan maestro, precisar su hoja de ruta a largo plazo (prepararse para ser sede de los Panamericanos del 2019) y recibir un shock de inversión pública y privada. Una sólida unidad de gestión mixta debería tener autoridad sobre todo el Centro Histórico y decisión sobre los inmuebles públicos. Capacidad de cotizar en la bolsa y recuperar el espacio público de barrios completos para atraer la inversión privada.
Actualmente, no es rentable invertir en el CH. En otras zonas de Lima se recupera más rápidamente una inversión. Uno de los temas pendientes es precisamente la generación de intervenciones públicas estratégicas capaces de hacer competitivo el CH. En caso contrario, la suerte está echada.