Resulta difícil de entender el entusiasmo con el que algunos políticos peruanos están festejando el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales en Estados Unidos, tomando en cuenta que la única forma en la que la economía peruana podría salir ilesa de su gobierno es si el líder republicano decide incumplir sus promesas de campaña.
Me refiero, específicamente, a la continuación de las políticas proteccionistas que empezó a implementar entre el 2017 y el 2020, y que ahora se traducirían, según sus propios anuncios, en una imposición de aranceles de entre el 10% y el 20% a todas las importaciones –incluso de países con los que EE.UU. ha firmado un tratado de libre comercio (TLC)– y de, por lo menos, el 60% a los productos provenientes de China.
Nuestra esperanza, por supuesto, es que Trump sí respete el TLC con el Perú, pero no podemos estar 100% seguros de que esto vaya a suceder.
Lo que sí hay que tener claro es que, incluso si logramos esquivar los mayores aranceles, el efecto negativo que estas nuevas barreras podrían tener sobre el comercio internacional, en general, y sobre el dinamismo de China, en particular, pondría en riesgo a economías como la nuestra, altamente dependientes de la demanda del gigante asiático por materias primas.
Otro espacio en el que el triunfo de Trump pone en jaque al Perú es en el de la política monetaria. Existe consenso respecto de que tanto el incremento de aranceles como la prometida deportación masiva de inmigrantes ilegales podrían elevar los precios para los consumidores en Estados Unidos y alimentar la inflación.
Esto representaría una mayor presión para la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), que podría tomarse más tiempo del esperado en reducir sus tasas frente a las presiones inflacionarias, empujando el precio del dólar al alza. Esta expectativa es la que llevó al dólar a dispararse frente a las principales monedas del mundo apenas se conoció el resultado de las elecciones.
¿Por qué esto nos afecta? Porque, si la FED no puede reducir sus tasas, esto hace más difícil que el Banco Central de Reserva del Perú (BCR) pueda reducir las suyas para recortar el costo de financiamiento para las empresas y las personas, estimulando la inversión y el consumo.
Ayer, tanto la FED como el BCR bajaron su tasa en 25 puntos básicos, manteniendo intacta la diferencia entre ellas. Pero si la FED ve la necesidad de pisar el freno en el futuro y el BCR sigue recortando la suya, corremos el riesgo de que el tipo de cambio se dispare al alza.
Como vemos, la elección de Trump crea serios retos para el Perú. Lo único que nos queda esperar es que sus grandilocuentes promesas de campaña, que lograron conquistar el voto de los estadounidenses preocupados por la inflación y la migración, se queden en el tintero.