“Todos los días me toca atender y procesar un mar de soledades del público que llama a la radio pidiendo, agotado, que lo acompañemos en su desconcierto”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
“Todos los días me toca atender y procesar un mar de soledades del público que llama a la radio pidiendo, agotado, que lo acompañemos en su desconcierto”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
/ Giovanni Tazza
Patricia del Río

La soledad de un jugador que mete el gol de su vida en silencio, con las tribunas vacías, sin el calor de una hinchada que perdería la voz en un grito celebratorio. La de un niño que sale al parque y se cruza con su mejor amigo con el que ya no puede jugar. La de esos abuelos que bailan con sus nietos desde una ventana, desde un balcón, o desde el Zoom que con tanto esfuerzo han aprendido a usar.

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