Hace una semana que el Perú entró en una vorágine de caos que nadie tenía pensada ni en sus pesadillas más extrañas. La clausura política hecha por propia mano que se impuso el expresidente golpista Pedro Castillo fue tan insólita como ampulosa. Peor aún, fue absolutamente irresponsable. Si ya se sabía que su estilo de gobierno había sido precario, lo que se produjo hace una semana fue una triste pantomima con consecuencias ininteligibles que ya tiene a la fecha ocho muertes confirmadas en su haber.
Porque, ¿quién puede dudar de que es el mismo Pedro Castillo el que viene soliviantando a la población y, en particular, a esos peruanos que vieron en él una oportunidad de representación natural?
Pedro Castillo no solo es un agresor del orden democrático en el Perú, sino que se ha convertido en un verdadero ‘trol’ en Twitter desde donde viene encendiendo los ánimos, premunido de un cuaderno de esos que se regalan en las oficinas públicas como publicidad –en este caso, se trata de un cuaderno en el que se promueve a Petro-Perú (¡!)– y un lapicero con los que viene construyendo una narrativa de victimización por capítulos diarios.
A través de fotografías de sus notas manuscritas, le está contando al mundo una historia que solo él y sus cómplices pueden creer.
¿Alguien en el gobierno de la presidenta Boluarte está prestando atención a esa narrativa urdida en las redes sociales tipo TikTok o el mismo Twitter? ¿Cuál es la respuesta política de este novísimo gobierno para desinflar una realidad paralela digital –casi un metaverso– que los peruanos más frustrados del país empiezan a comprarse?
Me llama poderosamente la atención lo bien que está usando Castillo su estrategia de comunicación en Twitter, ensalzando su figura de víctima, al punto de hacerle creer a quien lo lee que han sido fuerzas esotéricas las que lo han llevado a la detención. Claramente, alguien le está armando el guion, si es que no directamente le viene escribiendo las notas en papel de cuaderno vía puño y letra.
¿Qué debería hacer el gobierno de la presidenta Boluarte? Creo que tendría que empezar a inundar, lo más pronto posible, estos espacios digitales con mensajes multimedia –audio y video– que expliquen con claridad qué está pasando en el país actualmente. Es crítico que este nuevo gobierno asuma un rol docente y clarifique quiénes son los que han roto con el sistema.
Explicar, explicar y contar la verdad lo más objetivamente que se pueda. Esa es parte de la estrategia política que el novísimo gobierno tiene que empezar ya.
Y ojalá que esos materiales multimedia puedan ser hechos por instituciones de la sociedad civil lo más diversas posibles, con la suficiente catadura institucional como para no ser cuestionados.
No cabe duda de que Pedro Castillo ha sido arbitrario y está siendo altamente peligroso para la estabilidad social del país. Lo que está haciendo en Twitter, al igual que lo que hace la señora Betssy Chávez en TikTok, no es activismo digital. No nos engañemos, no lo es. Pues azuzar la violencia, el pillaje y la destrucción de la propiedad privada, no se condice con el ánimo de promover una acción de cambio social o la mera protesta.
El activismo digital no se desarrolla a favor de la anarquía. También tiene sus parámetros. El que arma un video en TikTok con el rostro compungido a las tantas de la madruga e incita a la violencia no es un ‘hacker’. Es un antisistema, un macarra, un hortera.
No nos confundamos.