¿Por qué el Perú está respondiendo tan mal frente a la pandemia? Seguimos liderando las tristes listas de infectados y somos el segundo país con mayor letalidad por COVID-19 en el mundo, solo superados por Bélgica. Incluso comparándonos con los países de la región andina salimos muy mal parados.
En una reciente conferencia, el médico e investigador Claudio Lanata de las Casas explicó por qué las cifras de contagiados y muertos continúan en ascenso en el país. Dijo que el virus no solo ha adquirido fuerza en varios departamentos –que muestran brotes acelerados–, sino que en Lima hay fundamentalmente cuatro distritos en alza: San Juan de Lurigancho, San Martín de Porres, Lima Cercado y Comas. El experto identificó como principal foco de contagio uno que viene siendo señalado desde hace semanas: el tráfico caótico en dichas localidades.
La ministra de Salud, Pilar Mazzetti, ha afirmado que necesitamos cambiar la estrategia que se ha venido implementando y que no ha funcionado: reactivar la atención primaria y contar con la mayor cantidad de pruebas moleculares –ya no pruebas rápidas, como priorizó la gestión de su antecesor–. El virus llegó antes a otros países, pero seguimos sin proponer soluciones que probaron funcionar para contener la epidemia en dichas latitudes: muestreo con pruebas moleculares, rastreo y aislamiento de personas con COVID-19. No tiene sentido pretender inventar la rueda, pero tampoco lo tiene ignorarla si ya existe.
Parece ser claro que esta emergencia sanitaria solo se controlará cuando el mundo cuente con una vacuna. Al 31 de julio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportaba 26 candidatas en estudios clínicos, seis de ellas ya en fase de pruebas en personas. La más avanzada es, como sabemos, aquella que están trabajando en Reino Unido la Universidad de Oxford y la firma farmacéutica AstraZeneca. Aunque los estudios de esta tercera fase los están desarrollando en Estados Unidos, Europa y Brasil, ya han contactado a nuestro país para que participemos de ellos. Otras candidatas a vacuna son la de Moderna y la mRNA, de Alemania, y se espera que ambas lleguen al Perú.
¿Cómo y cuándo podría el Perú tener acceso a una vacuna eficaz? Según Lanata, por lo menos dos vacunas –aunque puede que hasta cinco– serán evaluadas en estudios de fase tres en el Perú. Eso nos ayudará porque en la industria farmacéutica existe el principio que, a aquel país que contribuyó en su desarrollo, se le da un trato preferencial, sea en cantidad de vacunas entregadas u ofreciéndole un mejor precio de compra.
La vacuna difícilmente llegará al Perú este año, pero el experto sí apunta a que se daría a inicios del próximo. Y lo esperable es que la estrategia de inmunización considere primero a los grupos en mayor riesgo: personal de salud y de seguridad, profesores, transportistas y personal de mercados.
Hace pocos días se conoció, además, del acuerdo entre la fundación del millonario mexicano Carlos Slim y AstraZeneca para que laboratorios de México y Argentina produzcan entre 150 y 250 millones de vacunas. El objetivo es garantizar su llegada a Latinoamérica en el primer trimestre del 2021.
Lo imperdonable sería que, en ese contexto, las estrategias de logística y farmacovigilancia no funcionen adecuadamente en el Perú. Desde ya requerimos ir evaluando temas de almacenamiento, distribución, manejo de datos, criterios de aplicación de la vacuna –en establecimientos de salud, domicilios, farmacias–, así como estar preparados para identificar reacciones adversas en quienes la reciben, en caso se den.
Hoy más que nunca necesitamos de trabajo interdisciplinario y transversal. De la colaboración entre academia, sociedad civil, sector privado y Estado para lograr que los peruanos accedamos a estas vacunas en el menor plazo posible. Y que, una vez en el país, no haya demoras que cuesten más vidas. Pero, si de algo nos tenemos que inmunizar como sociedad pasada esta pandemia, es de nuestra renuencia a trabajar conjuntamente en pro del bien común.