La madrugada del 20 de julio del 2002, al encontrar a nuestros hijos fallecidos por el incendio en la discoteca Utopía, pensamos que la vida se nos escapaba por el desconsuelo. Luego de once años y nueve meses, uno de los culpables está preso, debiendo Alan Azizollahoff y Édgar Paz ser capturados por Interpol y extraditados, según la mediocre sentencia del pasado martes 8 que los halló culpables por el homicidio de 29 jóvenes en una tenebrosa y oscura cámara de gas. Con el alma desgarrada por la pena de su ausencia, hemos hecho del dolor valor en un larguísimo e injusto proceso, sabiendo que solamente pierde quien abandona la lucha.
Pensaron que la pena nos destruiría y que el tiempo jugaría a su favor olvidándonos de la desgracia, tal como les dijera su abogado y apoderado Alberto Quimper Herrera la mañana de la tragedia. Los instruyó destruir la documentación existente, y les dijo que Percy North (condenado a diez años) debía asumir la responsabilidad y ellos salir del país. Fueron desalmados al ignorar el homicidio sin ningún cargo de conciencia.
Normalmente, un juicio de este tipo debe durar de tres a cuatro años, no habiendo precedente de esta delincuencial demora. La aberrante falta de justicia fue urdida por el diabólico compás de desalmados que hicieron cera y pabilo del trámite valiéndose de mañas. Aunque estaba acreditado que Azizollahoff y Paz eran directores administradores, la fiscalía buscó ponernos trabas en el proceso, llegando al extremo de cerrarnos las ventanillas del Ministerio Público, forzándonos a ir con notario. No consideró el correo electrónico de Percy North a Alan Azizollahoff instruyéndole hacer pagos en los juzgados para no poner en peligro sus empresas. Además, estipuló que el informe del Congreso, que los perjudicaba, “debería ser dirigido a una fiscalía amiga” para ser archivado.
En julio del 2004, Azizollahoff y Paz, a quienes se les ordenó permanecer en el país, escaparon bajo la ilícita protección de Avi Dan On (entonces secretario de Palacio de Gobierno), que los llevó hasta el avión.
Durante el proceso, y ante su evidente culpabilidad, ambos se valieron, maliciosamente, de un hábeas corpus que en 72 horas fue declarado fundado sin comunicárnoslo. Luego, cuando nosotros exhibimos ante la fiscalía la conversación de Alberto Quimper con un sujeto sobre la tramitación de este recurso entre corruptos funcionarios, esta dijo que no tenía valor. ¿Por qué?
Interpusimos un recurso de amparo, indebidamente retenido en la Sala Constitucional y Social de la Corte Superior por seis años. Se trató de un lucro cesante espiritual aberrante, hecho por indignos que entran a la judicatura para hacer caja y fechorías. Su pésima gestión tiene un dígito en las encuestas y es que la confianza en jueces y fiscales no se compra, se conquista. Bien dice el dicho: “Al árbol que le cortan las raíces, eventualmente se caerá solo”. Como nadie quiere lo anterior, es imperante que se haga ya una legítima refundación de ese importante poder del Estado antes de que colapse.
El 2 de julio del 2013, la Sala Constitucional y Social de la Corte Suprema, resolviendo el recurso de amparo, determinó la revocación de las arbitrariedades y ordenó al mismo veintiún juzgado dictar un fallo consistente, lo que no se ha hecho (entre otras razones, porque no se cumplió con reconocer en la sentencia que se trata de un homicidio culposo agravado). Estos años son cómplices de quien hizo lo posible para evitar que se haga justicia, son la plasmación de lo inconcebible para obviar castigar a los culpables y lograr que triunfe la impunidad en este horrendo homicidio. Hemos sobrellevado un pernicioso proceso que no tiene parangón, con trabas, trucos y trampas para demorarlo, prueba de la corrupción imperante. Esperamos que nunca más se repita semejante atrocidad, ya que padecer de falta de justicia es un descarrío contrario a toda ley natural y legal.
Al menos hoy podemos decirles a los culpables, quienes ríen por la huelga que ha parado al Poder Judicial, que ya tenemos sus direcciones: Azizollahoff vive en el 6000 Blv. Ap 1501, Bellamare Williams Island Aventura Florida, y Paz vive en la calle Secretaria de la Marina S7N, edificio 7, Dpto. 602, en la Colonia de los Bosques de las Limas, México D.F.