Si las Naciones Unidas no quiere hacer nuevamente el ridículo, debería evitar que Venezuela sea reelegida para una banca en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Por loco que parezca, Venezuela, uno de los peores violadores de derechos humanos del mundo, ya es miembro del consejo, y puede ser reelecta por otros tres años.
El régimen del dictador venezolano Nicolás Maduro se está postulando para una de las 14 bancas en el consejo, que tiene 47 miembros. Venezuela, Chile y Costa Rica están compitiendo por los dos asientos reservados en el consejo para América Latina y el Caribe.
La Asamblea General de la ONU, de 193 miembros, elegirá a los nuevos miembros del consejo en una votación secreta el martes 11 de octubre en Nueva York. En un mundo lógico, Venezuela debería tener cero posibilidades de ocupar una banca.
Según un reporte del mes pasado de la Misión Internacional Independiente de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela, sus investigadores encontraron evidencia de “un plan orquestado por el presidente Nicolás Maduro y otras personas de alto nivel para reprimir la oposición al gobierno, incluso a través de la comisión de gravísimos actos de tortura que constituyen crímenes de lesa humanidad”. El nuevo informe citó “asesinatos consistentes con patrones previamente documentados de ejecuciones extrajudiciales”.
En el 2019, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos había informado que los escuadrones de la muerte de Maduro eran responsables de más de 7.000 asesinatos extrajudiciales en los 18 meses previos, durante protestas masivas en Venezuela. Alrededor de 6,8 millones de venezolanos, o el 20% de la población, ha huido del país desde el 2014.
Sin embargo, debido al absurdo mecanismo de votación para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, bajo el cual cualquier país puede postularse para una banca sin importar su historial de derechos humanos, no se puede descartar que Venezuela pueda ser reelegida este año.
“Entre el 60% y las dos terceras partes de los 193 países miembros de la Asamblea General son problemáticos o terribles en materia de derechos humanos, y muchos se protegen entre ellos”, me dijo Louis Charbonneau, de la organización de derechos humanos Human Rights Watch.
Además, China, Rusia, Cuba y otras dictaduras tienen muchos aliados en la ONU, y constituyen una fuerza de cabildeo muy fuerte, agregó Charbonneau.
Sin embargo, también hay razones para esperar que la candidatura de Venezuela pueda ser derrotada. A diferencia de lo que ocurrió en la votación del 2019, cuando Costa Rica presentó su candidatura al consejo a último minuto, esta vez Costa Rica se ha postulado con mayor anticipación, y ha montado una mejor campaña para ganar una de las dos bancas latinoamericanas.
Cualquiera sea el resultado de la votación del 11 de octubre, es urgente reformar el consejo para evitar que puedan candidatearse las dictaduras. En este momento, el 60% de los miembros del consejo –incluyendo Venezuela, Cuba y China– no cumplen con los estándares mínimos de derechos humanos, según el grupo de derechos humanos UN Watch, con sede en Ginebra.
Como mínimo, la Asamblea General de la ONU debería prohibir que los países que están bajo investigación o que han sido sancionados por el Consejo de Derechos Humanos se postulen como candidatos para bancas en ese organismo.
Bajo el sistema actual, las dictaduras mueven cielo y tierra para ser integrantes del consejo y poder protegerse de las investigaciones de derechos humanos en su contra.
No es inusual que las dictaduras les digan a los países democráticos en los pasillos de la ONU: “Si tu votas por mí para una banca en el Consejo de Derechos Humanos, yo voto por ti para una banca en el Consejo Económico y Social”. Este perverso sistema de protección mutua entre las dictaduras dejaría de funcionar si se prohíbe que los países que están siendo investigados o han sido sancionados por el consejo formen parte del mismo.
A menos que la ONU adopte estas reformas, los violadores de derechos humanos como Venezuela, Cuba y China seguirán siendo elegidos, y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU seguirá siendo un chiste.
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