“Escúchame, necesito saber qué pasó”, le dije el 26 de febrero último al general Vicente Álvarez Moreno, entonces jefe de la Dircote. “¿Me estás diciendo que ustedes vendían la gasolina para hacer el planchado de los autos?”, le pregunté.
“Así es, así es, así es”, me respondió Álvarez. “Pregunta si tú no crees en mi palabra, fíjate si es que dan plata para planchado, para pintura, para tapizados, para cambios”, me dijo, y añadió: “La malversación está en lo que es ¿cómo se llama? Lo del combustible. Y los jefes que han tenido a su cargo esto, están asumiendo, esto ha sido así, nosotros estamos manejando esto”, aseveró.
Usando cámaras escondidas, el equipo de Willax TV había probado que el robo de la gasolina en la Dircote no era un caso de rapiña; que la estructura corrupta involucraba a la más alta jefatura porque se usaba un local oficial para el negociado.
Antes de publicar el reportaje llamé al general jefe de esa unidad, lo conocía profesionalmente pero cuando lo cuestioné su explicación me resultó falsa y escandalosa: A pesar de ser un especialista en Inteligencia, a lo largo de la conversación Álvarez tuvo que admitir que cada día suboficiales bajo su mando llevaban los autos de su unidad a un grifo del Estado, llenaban los tanques y luego conducían los vehículos a uno de sus locales en Breña para extraer la gasolina, almacenarla en bidones y revenderla. Solo que, según él, nunca se metió el dinero al bolsillo, sino que lo usó para planchar y pintar los autos viejos que tenía su dependencia.
Su versión, insostenible, porque el mantenimiento de los vehículos de esa dirección es parte de otro presupuesto, no ha sido difundida hasta hoy. Yo no le había advertido al general que tratándose de un caso de corrupción, estaba obligada a grabar la llamada, así es que reservé la conversación y confié en Walter Albán, quien había mandado que se detuviera a los responsables y se separara de la Dircote al general Vicente Álvarez.
Esta noche, sin embargo, difundiré la grabación en “Mira Quién Habla” porque, contra todo razonamiento, Álvarez pasó de jefe de la Dircote, que vendía la gasolina de su unidad, a ser el protegido del viceministro de Defensa, y antes del Interior, Iván Vega Loncharich: Juntos echaron a perder la investigación contra la dirigencia del Movadef; y ahora, nueve meses después, resulta absuelto por el Tribunal Administrativo Disciplinario del Ministerio del Interior; y la Inspectoría de la PNP decide aplicarles a los suboficiales que fueron sus cómplices, únicamente, quince días de rigor.
Además, el general, que estaba detrás de la comercialización del combustible asignado a la Dirección Contra el Terrorismo, es el favorito para ser el nuevo jefe de la Dirandro, una dependencia que administra un presupuesto enorme y que maneja Constelación, la oficina desde donde se realizan las interceptaciones telefónicas que ordenan los jueces penales, pero que en un año electoral puede significar una tremenda tentación.