En el libro “La desaparición de los rituales”, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han explica que en este tiempo, en el que lo efímero es lo que se consume en los nuevos canales de comunicación, los ritos se perciben como una obsolescencia y un estorbo prescindible.
Ciertamente, el consumo de la información hoy en día está condicionado por el medio, tal como lo adelantaba McLuhan, y la mejor prueba de que el medio es el mensaje es la crisis de sobrevivencia que vapulea a los medios de comunicación tradicionales como la llamada televisión lineal.
Un estudio de audiencias (2023) impulsado por el líder de la televisión bajo demanda (‘on demand’) de Argentina, Filo.News, mostró que, en Latinoamérica, en promedio, el mayor consumo de la televisión lineal –o la televisión del contenido que tiene una programación fija y se emite por los canales de difusión tradicionales– se encuentra entre la gente de más de 65 años. Este dato muestra que la televisión tradicional ya ha perdido de sus rediles a las generaciones más jóvenes de la región.
Y es que, al decir del creador de Filo, el conductor, productor y empresario argentino Mario Pergolini, frente al televidente que creció sin apenas cambiar de canal, ahora el usuario consume de forma más individual y puede incluso producir su contenido. Tal cual, las generaciones debajo de los 40 años pasan más tiempo en YouTube que viendo televisión lineal o de cable. Y, sin duda alguna, TikTok es la televisión del siglo XXI.
¿Morirá entonces la televisión tradicional? Pues lo que se está produciendo con ella es una adaptación a los tiempos signados por los prosumidores –productores y consumidores– que, premunidos de una intuición digital, cuasi natural, aprovechan todas las facilidades que plataformas como Instagram o TikTok les ofrecen para literalmente convertirse en ‘broadcasters’ individuales.
¿Cómo así? Un informe de la consultora estadounidense NewsGuard del 2022 indicaba que el 90% de los contenidos que se consumen en Instagram corresponde a fragmentos de programas de televisión lineal. Entonces, hoy la gente “ve” televisión –lineal– con base en los fragmentos con los que se topa mientras bucea en esa red social.
Desde una perspectiva global, los géneros televisivos más consumidos en TikTok son el entretenimiento (47%), los fragmentos de ficción (30%) y los contenidos informativos (19%). Este último dato puede sorprender, pero lo cierto es que TikTok se ha convertido en el “nuevo Google” de los jóvenes para obtener información a pesar de ser un nido de ‘fake news’, según el informe de NewsGuard.
Y es justamente esa última realidad la que nos lleva a afirmar, tal como decíamos ayer en el programa de streaming “4D”, junto a mis contertulios Mirko Lauer y Augusto Álvarez Rodrich, que estamos viviendo la era de las pantallas paralelas y, peor aún, de las realidades paralelas, dependiendo de quién edite qué fragmento de tal o cual hecho o noticia.
Sí, pues, en el siglo XXI los ritos dejan de ser importantes porque se oponen al reinado de lo efímero. No en vano las verdades ya no son únicas y los líderes de opinión omnipresentes son cada vez más escasos, pues lo que manda es el ‘trending topic’, la tendencia que puede volver en líder de comunicación a cualquiera, aunque sea por unos breves minutos.