El sufrimiento del pueblo venezolano lo sentimos como nuestro. El ataque de los efectivos paramilitares a los ciudadanos que reclaman respetar su voto es indignante, como lo es el argumento de quienes, por razones ideológicas, se olvidan de su pregonada lucha por los derechos humanos y la democracia. Los mismos que ven “dictadura” en todo avalan con su actitud el escandaloso fraude del 28 de julio.
Por eso es tan importante la posición del Gobierno Peruano encarnada en el canciller Javier González-Olaechea, quien no solo fue el primer ministro de Relaciones Exteriores de la región en reconocer a Edmundo González Urrutia como el presidente electo de Venezuela, sino que el miércoles asumió la defensa de Venezuela desde la OEA donde, sin titubeos, condenó la actitud de Bolivia, Colombia, Brasil y México que, con sus abstenciones y ausencias, impidieron que se aprobara la resolución que le pedía al dictador Nicolás Maduro mostrar todas las actas.
Nunca antes un fraude había sido tan burdo y evidente; por eso es que la necia posición ideológica de la que hacen gala los defensores del sátrapa solo demuestra que no les interesa la “vida de los jóvenes que salen a marchar”, pues pareciera que estos solo tienen derechos si están de su lado y defienden su posición. Los (al menos) 17 jóvenes muertos por las balas del régimen chavista no son dignos de defensa para los seguidores de Perú Libre, de Verónika Mendoza y los organismos de derechos humanos de nuestro país y la región.
La oposición venezolana, encabezada por María Corina Machado, ha tenido una estrategia impecable. Ellos sabían que Maduro no les iba a jugar limpio, porque estas elecciones “nacieron fraudulentas”, como lo recordó ayer el canciller González-Olaechea; por eso, se propusieron recabar copia de las actas de todas las mesas de votación para poder hacer su propio cómputo y demostrarle al mundo el enorme fraude de Maduro y sus huestes.
La reacción internacional es masiva. Los verdaderos demócratas se ponen del lado de la verdad y la justicia; los demás solo confirman que la mentira es su forma de hacer política.
La lucha será larga y cruenta porque los delincuentes no entienden de democracia. Por eso es vital no rendirse y tener la memoria fresca, porque los mismos que ahora defienden a un régimen asesino y que disfrutaron del poder gracias a Pedro Castillo en menos de dos años estarán pidiendo votar por ellos porque se autoproclaman los “defensores de los derechos humanos y la democracia”. ¡Resiste, Venezuela!
“Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó, la ley respetando la virtud y honor. ‘¡Abajo cadenas!’, gritaba el señor, y el pobre en su choza libertad pidió”.