"¿Qué es lo que ganan entonces sepultando el futuro del país los pocos congresistas que, a fuerza de repeticiones, tienen que haber entendido la necedad intrínseca de las medidas que aprueban?". (Ilustración: Víctor Aguilar)
"¿Qué es lo que ganan entonces sepultando el futuro del país los pocos congresistas que, a fuerza de repeticiones, tienen que haber entendido la necedad intrínseca de las medidas que aprueban?". (Ilustración: Víctor Aguilar)
Mario Ghibellini

En estos días, el periodista y ensayista norteamericano Henry Mencken, autor de sentencias tan brillantes como escarnecedoras, merece ser recordado entre nosotros por varias de ellas. La más obvia, desde luego, es aquella en la que afirmaba que “todo hombre decente se avergüenza del gobierno bajo el que vive”. Pero no es la única. Existe otra, quizás un poco menos conocida, que a nuestro parecer arroja también luces intensas sobre lo que está ocurriendo en nuestro país. “Para todo problema humano –señaló Mencken alguna vez– hay una solución fácil, clara, plausible y equivocada”.

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