El VIH no va a desaparecer pronto. He vivido con el virus por más de 20 años y he visto historias sobrevaloradas que prometen una cura a la vuelta de la esquina. Las noticias de la semana pasada sobre el segundo caso en el mundo de VIH que parece haber entrado en remisión a largo plazo es un verdadero avance científico. Pero me temo que el sensacionalismo con el que se recibió este informe podría resultar más perjudicial que provechoso.
En el caso registrado la semana pasada, el cáncer era una oportunidad que permitía curar dos enfermedades a la vez. El individuo, conocido como el “paciente de Londres”, recibió el trasplante de un donante con una mutación genética que le permitió resistir a la infección por VIH. Él fue la segunda persona en mantener una supresión viral a largo plazo en ausencia de tratamiento antirretroviral. Timothy Ray Brown, también conocido como el “paciente de Berlín”, se sometió a un procedimiento similar hace 12 años, con los mismos resultados notables.
Sin embargo, es poco probable que los trasplantes de células madre de estos donantes se utilicen para el paciente VIH positivo promedio sin cáncer, debido a los riesgos involucrados y los costos de estos procedimientos. En realidad, una cura para el VIH sigue siendo un sueño lejano y el enfoque en los dos pacientes “curados” es una distracción del trabajo difícil que aún tenemos que hacer.
En 1995 estaba junto a la cama de mi primo Carl, quien agonizaba debido al sida. Fue el período más terrible de mi vida. Ese año también descubrí que era VIH positivo. Mis niveles de linfocitos T eran bastante bajos, lo que significaba que mi enfermedad ya estaba avanzando hacia la zona de peligro. Desde 1981, esta enfermedad había sido una sentencia de muerte para la mayoría de las personas que eran VIH positivas.
Entonces, sucedió un milagro. Hubo un gran avance en el tratamiento del sida poco después de la muerte de Carl. En unos pocos años, la tasa de mortalidad por VIH se desplomó en Estados Unidos y en el norte global. A finales de la década, una campaña de gran alcance comenzó a reducir los precios de estos nuevos medicamentos y los envió a pacientes de todo el mundo.
Como investigadores y activistas, debemos concentrarnos con urgencia en lo que funciona, en superar las barreras para ampliar el tratamiento y la prevención del VIH, las cuales necesitarán soluciones tanto científicas como políticas.
El estudio reciente puede ser un paso importante para lograr una cura para todos. Pero hay mucho más por hacer para garantizar que la promesa de descubrimientos de más de 20 años –estos poderosos medicamentos contra el sida– se convierta en una realidad para millones de personas que perecerán, como mi primo Carl, sin ellos.
–Glosado y editado–
© The New York Times.