El congresista fujimorista Luis Galarreta, presidente del Parlamento, remitió un oficio al secretario general de la OEA acusando "afirmaciones inexactas" en la carta remitida por PPK a dicho ente internacional. (Foto: Congreso)
El congresista fujimorista Luis Galarreta, presidente del Parlamento, remitió un oficio al secretario general de la OEA acusando "afirmaciones inexactas" en la carta remitida por PPK a dicho ente internacional. (Foto: Congreso)
Editorial El Comercio

En una reciente entrevista con este Diario, el presidente del Congreso, Luis Galarreta, ha sido confrontado, una vez más, con una verdad que parece resultarle incómoda. Como se sabe, él no siempre fue el encendido fujimorista que hoy conocemos. En realidad, cuando todavía formaba parte del Partido Popular Cristiano y durante la campaña para las elecciones municipales en las que Lourdes Flores tentó la Alcaldía de Lima, en el 2010, se expresaba con bastante dureza sobre lo que había sido ese régimen y sobre lo que podría significar una llegada de Keiko Fujimori al poder. 

En una entrevista a Ideeleradio, concedida en el momento en que Álex Kouri todavía estaba en carrera (luego el JNE declaró fundada una tacha contra él y tuvo que abandonarla), Galarreta recordó con elocuencia los vínculos de este último con Fujimori y Montesinos. “En esta elección se juega el regreso de una mafia que gobernó un tiempo”, sentenció aquella vez. Esa mafia, según él, empezaba a reagruparse camino a un objetivo: el proceso del 2011 (en el que Keiko sería candidata presidencial), y tenía “dos personas que representan una actitud y una actividad política que, más allá de las palmas en las cosas positivas, eso no puede ponerte una venda en los ojos en temas de derechos o en temas de corrupción” (sic). 

Meses después, ya en el 2011 y en plena campaña para los comicios generales, calificó asimismo al pasado gobierno del fujimorismo de “experiencia nefasta” y dijo que en esa tienda “la corrupción, incluso, es hasta ahorita vigente”. 

Pues bien, confrontado, como anotábamos al principio, con ese discurso de tonos hoy impensables en él, Galarreta ensayó hace unos días una explicación. Tras precisar que en ese entonces era vocero de la campaña de Lourdes Flores a la alcaldía, arguyó: “Carlos Chipoco [asesor de la postulante pepecista en esa contienda] me pide que el objetivo era Kouri. Y entonces es: ‘Hay que decirle de montesinista para arriba […] y hay que decir que después de Kouri viene Keiko Fujimori, que es el fujimontesinismo’. Esa fue la estrategia de campaña”. Agregó, por último, que el encargo se lo habían hecho a él porque, en tanto parlamentario, tenía inmunidad. Y con eso, al parecer, se quedó tranquilo. 

El asunto, sin embargo, no es tan sencillo. ¿Creía o no creía él en lo que les estaba diciendo en ese momento a los electores? ¿Acaso Chipoco hablaba a través de él sin que tuviera que hacerse responsable de sus afirmaciones? ¿Las campañas son así y qué le vamos a hacer? 

Hay que anotar, por cierto, que su caso no es ni remotamente el único. El actual ministro de Vivienda, Carlos Bruce, por ejemplo, postuló en el 2011 a una reelección congresal por Perú Posible y no dudó en caerle con todo a quien en esos días amenazaba con desplazar en las preferencias a Alejandro Toledo: Pedro Pablo Kuczynski. Según aseveró Bruce en esa época, PPK era un “mentiroso”, cuya doble nacionalidad suponía “un obstáculo de orden ético y práctico” para alguien que quería ser presidente. 

Pero cuando, ya convertido en ostensible ‘ppkausa’, alguien se lo recordó en el 2016, solo atinó a responder: “En el calor de la campaña se dicen cosas que no son relevantes”. 

La verdad, no obstante, es que ni esa explicación ni la de Galarreta –ni la de tantos otros que no se atreven a formular la misma tesis de modo tan explícito– son aceptables. Y no lo son porque, en el fondo, lo que traen implícito es que, en esos trances electorales, es esperable y hasta necesario que los políticos mientan. Y que, por añadidura, la inmunidad parlamentaria es el parapeto perfecto para hacerlo. 

Si realmente es eso lo que piensan, pues que lo digan con todas sus letras en la próxima campaña, antes de ponerse a despachar denuestos en los que no creen sobre las otras opciones electorales.