Las respuestas de Barnechea y Mendoza al arzobispo de Arequipa
Las respuestas de Barnechea y Mendoza al arzobispo de Arequipa
Editorial El Comercio

Con frecuencia se dice que las crisis son también oportunidades, pero en estos días algunos ex candidatos presidenciales parecen querer darle todo un nuevo sentido a esa idea. A y –postulantes a la presidencia por el Frente Amplio y Acción Popular, respectivamente, en las elecciones del 2016–, la crisis provocada por la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski a la jefatura del Estado daría la impresión, en efecto, de habérseles antojado como la oportunidad perfecta para anticipar sus conocidas aspiraciones de volver a tentar el poder en el 2021, sin importar lo que nuestra Constitución señale al respecto.

Así, cada uno a su manera, ellos han manifestado esta semana que lo que tendría que hacer, tras haberse convertido en el nuevo mandatario, es convocar elecciones generales adelantadas y no culminar el mandato para el que la fórmula presidencial que integró recibió el voto mayoritario de los peruanos en los últimos comicios. Un curso de acción que, queremos subrayarlo, es el que la Constitución establece.

La señora Mendoza sostuvo este jueves, por ejemplo, que lo que “nuestra patria necesita es una transición democrática” y que si bien el vicepresidente Vizcarra tenía que asumir en lo inmediato el cargo de jefe del Estado, debía hacerlo para cumplir solo algunas tareas ‘prioritarias’, entre las que se contaría “la convocatoria a elecciones generales”.

“Tenemos que cambiar las reglas de juego, tenemos que cambiar la Constitución fujimorista que consagra estas reglas de juego”, ha dicho ella para tratar de darle sustento a su demanda. Y también: “No podemos seguir con estas reglas de juego; si no, vamos a repetir la historia con otros corruptos. Necesitamos un cambio de fondo”. Un planteamiento que, como se recordará, ya sometió a consideración de la ciudadanía en las elecciones pasadas, en las que llegó tercera. Pero que no quiere esperar hasta el 2021 para volver a tentar.

Alfredo Barnechea, por su parte, sentenció el miércoles lo siguiente: “El señor Vizcarra tiene que entender que no será un vicepresidente que asume por muerte accidental o enfermedad del titular y terminar todo su mandato. Vizcarra tiene que entender que, como Paniagua, será un presidente de transición”. Y luego añadió: “Solo elecciones generales reordenarán el Perú que necesita un saneamiento moral. Tenemos que cambiar inmediatamente de sistema”.

Insinuó con ello una curiosa tesis según la cual, aparentemente, los vicepresidentes solo están llamados a culminar el período de los presidentes a los que les toca remplazar si estos han dejado el cargo por razones de salud o muerte. Una sugerencia que, aunque novedosa, no tiene asidero en nuestro texto constitucional.

Tan peregrina y arbitraria como aquella, de otro lado, es la tesis, compartida por ambos ex candidatos, de que Vizcarra es un gobernante ‘provisional’. ¿En qué doctrina legal se amparan para impulsarla? No se sabe. Y la sensación que queda es más bien la de que, en su afán de llegar al poder, mientras este no caiga en sus manos, todos los presidentes han de parecerles provisionales. Como en el viejo éxito salsero que cantaban las estrellas de la ‘Fania’, se diría que aquí estamos ante un caso más del “quítate tú pa’ ponerme yo”.

En lo que concierne al ex postulante de Acción Popular, finalmente, vale la pena destacar dos detalles más. Por un lado, su objeción a las posibilidades de que Vizcarra “termine un mandato para el que no tiene mayoría legislativa”… Una descripción que calza perfectamente con lo que le ocurrió al líder histórico y fundador de su actual partido, Fernando Belaunde, durante su primer gobierno. ¿Habría prescrito entonces Barnechea también una renuncia a la jefatura del Estado y elecciones adelantadas?

Y por otro, un comentario que no deja margen de dudas sobre la naturaleza de sus recientes desvelos. “Todos los que lo apoyaron [a PPK], como la señora Verónika Mendoza o el señor Julio Guzmán no pueden escamotear su responsabilidad de lo que está ocurriendo. Fueron cómplices de un régimen corrupto”, ha dicho, en lo que constituye una poco sutil descalificación de sus potenciales competidores en cualquier compulsa electoral adelantada.

Felizmente el discurso con el que el presidente inauguró hace dos días su mandato tampoco deja margen de dudas: en conformidad con lo que manda la Constitución, los señores Mendoza y Barnechea tendrán que contener su apetito por los próximos tres años.