Con la perspectiva que dan los años y la historia, es probable que este 2018 sea recordado principalmente por dos hechos políticos de profundas consecuencias: la renuncia del presidente Pedro Pablo Kuczynski con el consiguiente nombramiento del presidente Martín Vizcarra en marzo, y el referéndum de modificación constitucional planteado por este último durante su primer discurso de 28 de julio.
Sin embargo, los rápidos movimientos en la agenda coyuntural de los últimos meses han restado protagonismo a la consulta ciudadana. Los llamados ‘CNM audios’, los cuestionamientos al fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, los procesos judiciales que involucran a altos líderes políticos, entre varios otros, han dividido la atención de la población y dejado menos espacio para reflexionar sobre las consecuencias de los cambios constitucionales propuestos.
De hecho, la aprobación misma del referéndum generó más de un impasse político que ganó titulares y que trasciende al fondo del asunto en consulta. En primer lugar, como se recuerda, el presidente Vizcarra planteó una cuestión de confianza para acelerar el paso de los proyectos de consulta ciudadana por el Congreso ante la demora de los parlamentarios, estrategia legítima pero que no fue bien recibida por sectores de la oposición. En segundo lugar, el mandatario decidió retirar su apoyo al proyecto sobre la bicameralidad ante los cambios efectuados en el Congreso, modificaciones que incluían la limitación de la cuestión de confianza. Esto a pesar de que la propia bancada oficialista había votado a favor de esta última pregunta.
Más allá del camino que ha conducido hasta aquí, el día para votar ha llegado. Mientras algunas regiones también decidirán sobre su próximo gobernador regional, el país entero se pronunciará hoy sobre las propuestas de cambio constitucional que nacieron del Ejecutivo y que fueron luego aprobadas por el Congreso. Una vez culminada la consulta popular, no obstante, el trabajo político no ha concluido. Si, como parece según las encuestas disponibles hasta la semana pasada, más de una pregunta en el referéndum tendrá una respuesta positiva de parte de la población, entonces el desarrollo legal y la implementación de las normas serán los siguientes pasos. Este proceso debe darse con toda la celeridad posible que permita a la vez espacio suficiente para la reflexión y el trabajo político responsable. No son regulaciones cualesquiera las que tocará desarrollar en los próximos meses de aprobarse en todo o en parte el referéndum de hoy.
Ese trabajo de desarrollo y adecuación, sin embargo, deberá avanzar en paralelo con lo que se espera sea la agenda inmediata del Ejecutivo y Legislativo pasado el referéndum. Como hemos mencionado desde estas páginas, a partir del 10 de diciembre debiera empezar un nuevo juego político, uno que vaya más allá de la confrontación innecesaria del último par de años y ponga por delante la discusión de las reformas que siguen pendientes y que se dejaron de lado en medio de las tormentas políticas periódicas. El presidente Vizcarra adelantó –de forma poco detallada, pero clara– que por ejemplo un debate propositivo sobre la reforma laboral es inminente, y la renuncia hace dos días del titular del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, Christian Sánchez, parece confirmarlo. Esta discusión es bienvenida.
De hecho, los resultados del referéndum de hoy podrían bien cimentar la popularidad y respaldo que el presidente Vizcarra ha construido desde julio pasado. Aprovechar esta fortaleza para impulsar cambios importantes que requieran capital político –como la reforma laboral mencionada, la del sector salud, o la del sistema de provisión de agua y desagüe, entre varias otras– es una oportunidad que se abre hoy ante el Ejecutivo. Con algo de suerte y voluntad política, serán algunos de estos cambios por los que podría ser recordado el 2019.