Esta dama que tiene voluntad de acero para el bien y cerebro lúcido para todo, venciendo obstáculos y allanando dificultades, haciendo prodigios de fe y de altruismo fundó la Sociedad Auxiliadora de la Infancia, hecha con la esencia de su propia vida y los latidos de su magnánimo corazón. Esta institución, de la cual ahora se aparta voluntariamente, no fue escenario aprovechable para figuraciones de oropel, sino obra fecunda en bienes positivos, obra de redención y de vida, obra reparadora de injusticias sociales, caritativa y de espíritu abierto. De su seno surgieron la Cuna Maternal y los Jardines de la Infancia, instituciones dedicadas a los niños desprovistos de cuanto es necesario en la vida.