Por muchos años, y sin que esto signifique cargo para nadie, nuestro principal establecimiento bibliográfico ha estado circunscrito dentro de límites muy estrechos y, por esta razón, no ha podido ofrecer todas las ventajas y comodidades que son de desear, para despertar la afición y el hábito por la lectura. Entre nosotros se necesita fomentar decididamente esa afición. Hay indolencia para leer, pero esta indolencia se corrige creando campañas y dando facilidades para acercar los libros lo más que se pueda a todas las clases sociales. Sería oportuno crear un servicio de préstamo de libros a domicilio.