Esta semana, Daniel Urresti organizó un extravagante desfile con policías disfrazados. Lo que algunos tomaron como una nostalgia carnavalera de nuestro discreto ministro del Interior era en realidad la presentación de la nueva estrategia del grupo Terna de la Policía Nacional para combatir la inseguridad ciudadana.
Así, a partir de ahora, cuando uno realice sus actividades cotidianas, no sabrá si su interlocutor es un ciudadano común o un miembro de este distinguido grupo policial. Su casera del mercado, el periodiquero, el cobrador de combi e, incluso, el simpático oso Paddington que visita la ciudad en estos días podrían ser oficiales en actividad.
¿Cómo identificarlos? Si bien no traerán distintivo alguno, se ha podido notar algunas características comunes en este cuerpo de élite. Así que si su casera le responde “afirmativo” cuando usted le pregunta si puede fiarle hasta la quincena o si el cobrador de combi le dice “negativo” cuando le pregunta si tiene cambio para su billete de diez soles, tiene usted motivos para sospechar.
Sin embargo, algo que la prensa no ha podido averiguar es hasta qué esferas han logrado infiltrarse los Terna disfrazados. Diversas versiones señalan que se encontrarían incluso en el Gabinete Ministerial. ¿Será Daniel Urresti, en realidad, uno de estos agentes del orden fingiendo ser ministro para cumplir con su labor policial?