Según el notable etimólogo Joan Corominas, el adjetivo flojo, -a proviene del latín fluxus ‘fluido’, ‘suelto’, que es propiamente participio de fluĕre ‘manar’. En la lengua general flojo se usa con el sentido recto de ‘no ajustado ni apretado’ y el figurado de ‘perezoso, ocioso’. Su superlativo regular es flojísimo, pero en el Perú y otros países americanos se emplea con frecuencia una curiosa forma que presenta doble sufijo de aumentativo: flojonazo. No se documenta en el DRAE 2014.