Es una locución adjetiva –al parecer– exclusiva de nuestra lengua familiar que se aplica a una persona que luce muy triste o apesadumbrada. Ejemplo peruano de Rafo León en referencia a cierto embajador: “... seis veces por semana se me aparece el joven, hecho una noche, sobre todo cuando regresa de darle la mano a El Chinete Horrorocete...” (Caretas, Lima, 13/4/2000). Hecho una noche recuerda otros modismos peruanos con el mismo participio: hecho un pichín ‘muy enfadado’, hecho tiras ‘muy cansado’, etc.