Este adjetivo o sustantivo compuesto del adverbio mal (acortado en ma) y el adjetivo natural todavía denota en nuestra lengua familiar maldad innata en su grado máximo; esta unión es tan concreta que mucha gente no tiene conciencia de ella. Se documenta, además, el derivado manaturaloso. Véase este uso de Carlos Camino Calderón: “El cholo Sernaqué, de puro “manaturaloso”, […] acepta, y en un dos por tres, se tira el dinero…” (Cuentos de la costa, Trujillo 1954, p. 63).