Según el oficial Diccionario de peruanismos (2016) esta expresión nominal y festiva se refiere a “algo de poco valor o utilidad real, que es promocionado excesivamente como la solución a todos los problemas”. La locución tiene su origen en las propiedades medicinales atribuidas –sin efectos medicinales comprobados– a las pomadas elaboradas con el sebo (‘grasa’) de este reptil. Véase un ejemplo de Augusto Elmore: “[El consabido negociado] tiene por finalidad venderle al país el sebo de culebra de una posible clasificación de la selección peruana al próximo mundial de fútbol” (Caretas, Lima, (16/1/2003).