Creer a estas alturas en el control de precios es como creer en el flogisto, aquella sustancia cuya existencia postulaban los alquimistas en el siglo XVII para explicar la combustión, antes de que Lavoisier demostrara que esta se debía al contacto del carbono y el hidrógeno con el oxígeno. El oxígeno, precisamente, ha ocasionado en estos días una reacción, no digamos violenta porque no ha habido violencia en las palabras, pero sí inmediata y encendida. El alza de su precio, en el momento de mayor necesidad, ha causado indignación entre el público y las autoridades, que han recurrido a la vieja idea, tantas veces refutada por la experiencia, del control de precios para apagar el fuego.
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