Hace unos días me invitaron a dar mentoría a diez de las más innovadoras start-ups en el Perú, una suerte de ‘speed date’ donde un grupo de profesionales asesoramos en nuestras distintas especialidades a diversos emprendimientos.
En casi cuatro horas pude ver desde una marca de courier que ya la rompe en el mundo y que tiene una interesante plataforma digital, una fintech, una plataforma para procesos de selección de recursos humanos, hasta soluciones tecnológicas para hacer más eficientes los procesos en la minería. Si bien eran muy distintas entre sí, hubo tres cosas que todas compartían: la curiosidad en los ojos de cada uno de sus integrantes; actitud de hambre voraz, y no por los bocaditos, sino por comerse al mundo; y tres palabras recurrentes en sus conversaciones: propósito, innovación y tecnología.
Mientras miraba y escuchaba a los participantes, me ponía a pensar en cómo las grandes corporaciones pueden aprender de las start-ups y su acelerada y continua carrera por mantenerse vigentes. Aquí mis top diez consejos:
Piensa en grande, pero empieza chico. Por supuesto que debes ser ambicioso, pero antes de construir el gran proyecto, córtalo en pedacitos para testearlo y toma el siguiente paso con suficiente data.
Equivócate rápido. Llenarte de demos es mucho más efectivo que mil páginas de un plan de negocios. Genera prototipos y haz esas preguntas ácidas para no quedarte en el enamoramiento de tus ideas, sino lograr el producto que enamore a tu cliente.
Ten claro para qué trabajas. La pasión es uno de los insumos más importantes para querer construir y desarrollar. Si no tienes claro por qué valen la pena los tiempos difíciles o la misma rutina, perderás fácilmente el interés y, por ende, tu productividad.
Rodéate de personas que admiras. Uno de los principales motivos de retención en un trabajo es formar parte de un equipo que respetas personal y laboralmente.
Integra, no aísles. La innovación no debe ser la zona de los iluminados cool de la compañía. Toda la organización debe abrazar la innovación como parte de la cultura.
Vuélvelo personal. Las personas nos involucramos e identificamos con historias. Las grandes empresas no deben perder de vista ese factor por su tamaño.
Colabora. Cambia las dinámicas que parecen cadena alimenticia por el trabajo con grupos multidisciplinarios que interactúan y crean en equipo.
Sé recursero. Toma decisiones presupuestales como si ese pan fuera el último que quedara en la alacena, capitalizando cada migajita y haciendo hasta budín.
Vive en un constante ‘fast track’. Todo bien con los procesos, pero revisa si no has caído en la “firmitis” para validar instancias innecesarias o si hay demasiadas personas involucradas que traban la actividad.
No pegues en la pared cosas en las que no crees. Pensar como start-up no es solo parecerlo con afiches coloridos o aros de básquet, sino serlo. Ten paredes repletas de Post-its llenas de ideas y de colaboración entre equipos. O mejor aun, rómpelas.