XAVIER DÍAS DE CERIO / PAMELA SANDOVAL DEL ÁGUILA
Los acueductos precolombinos y los sistemas de riego tecnificados, responsables de la fertilidad de los valles de la región Ica, serán protagonistas desde febrero próximo de un programa de inversiones por más de US$700 millones, que impulsarán el gobierno regional, el sector privado y el Ministerio de Agricultura.
“Con alianzas público-privadas, traeremos agua sobrante de los ríos de Huancavelica y Pisco para infiltrarla en el acuífero y garantizar el abastecimiento para los pobladores y los terrenos de cultivo”, informó Fernando Cillóniz, presidente regional, quien aseveró que su prioridad será evitar el desabastecimiento tanto en el consumo humano como en el agro.
Por hallarse en un desierto, el estrés hídrico es un problema que cada año resta hasta 1,5 m³ de agua al acuífero de Ica. El acuífero, una reserva subterránea natural aprovechada desde tiempos precolombinos, brinda el 66,5% (359,1 millones de m³) del agua que usan las ciudades, el valle de Ica y las pampas de Lanchas y Villacurí. El resto de la demanda, estimada en 540 millones de m³ al año, se cubre con el río Ica y la laguna de Choclococha, en Huancavelica.
“Debido al ‘boom’ agroexportador, como el de los espárragos verdes, el acuífero fue sobreexplotado. Si en los próximos cinco años no hacemos algo, colapsará”, advirtió Jorge Montenegro, viceministro de Desarrollo e Infraestructura Agraria y Riego.
Según el funcionario, los proyectos que esperan licitar a partir de febrero contemplan la construcción de una bocatoma para captar 120 millones de m3 del río Pisco y levantar una presa en Tambo, que captará 55 millones de m³ del río Ica. El tercer proyecto comprende habilitar un canal colector en Incahuasi, que permitirá captar e infiltrar 35 millones de m3 de agua para el acuífero. “Los estudios están avanzados. Las obras estarían listas en un plazo no mayor a tres años”, dijo Montenegro.
INICIATIVAS EJEMPLARES
La preocupación del viceministro es la misma que aqueja desde hace décadas a la Junta de Usuarios de Aguas Subterráneas del Valle de Ica (Juasvi), que con muchas limitaciones, pero gran fuerza de voluntad, cuida 37 acueductos ancestrales de Nasca, aún en actividad. De los siete restantes que existen, dos han colapsado y cinco están en inminente riesgo.
“La naturaleza no ha sido generosa con nosotros, pero la necesidad hizo ingeniosos a sus antiguos pobladores, quienes supieron encontrar agua en el subsuelo y canalizarla para su provecho”, comentó el agricultor Rufino Quintero, quien debe su cosecha al emblemático acueducto de Cantayoc, uno de los más grandes y mejor conservados de la cuenca.
Según la Juasvi, más de 3.200 hectáreas del valle son irrigadas con estas infraestructuras ancestrales, que benefician a 441 pequeños productores. Gracias al aporte de esos pobladores, la entidad alertó recientemente sobre un grave deterioro en el abastecimiento: hace una década, los acueductos botaban un promedio de 40 litros de agua por segundo. Hoy, el flujo no llega ni a la mitad.
“El problema no solo es la falta de mantenimiento o la falta de afluentes para el acuífero. También está la mala acción del hombre, que construye pozos de riego demasiado cerca de las estructuras nascas, lo que termina perjudicándolas”, precisó el también agricultor Jeffrey Zevallos.
Estos agricultores han diseñado varios proyectos hídricos, que esperan puedan ser considerados por el Estado. Uno de ellos comprende al río Pisco, por lo que complementaría a la bocatoma anunciada por Montenegro.
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