‘Gordo Ari’, de 17 años, es el último adolescente acusado de sicariato en Trujillo. Un grupo de agentes de la División de Investigación Criminal (Divincri) de la Policía Nacional del Perú (PNP) sospecha que el menor asesinó de 32 balazos a un sujeto apodado ‘Paco’, miembro de La Jauría, una organización de Los Hienas de Miramar, a la que pertenece el menor.
El sicariato juvenil se ha incrementado en Trujillo. Según las distintas fiscalías de familia del Ministerio Público de la ciudad, esta y otras infracciones graves cometidas por menores de edad han crecido un 66% en los últimos cinco años.
“Si en el 2010 atendíamos dos o tres casos de infracciones graves en un mes, hoy hablamos de cinco o seis. No creo que haya un crecimiento del 100%, pero sí importante”, confirma el magistrado Giovanni Milla, de la Cuarta Fiscalía Provincial de Familia de Trujillo.
La extorsión y el robo agravado son las infracciones graves que más cometen estos adolescentes, que son captados por las bandas por ser inimputables y no poder tener una sanción penal.
Para el fiscal William Rabanal Palacios, quien solicitó la captura de dos mujeres adolescentes por ser integrantes de la banda del peligroso ‘Cojo Mame’, Mamerto Florián López, los jóvenes infractores de ahora son más avezados. “La tecnología también los ha cambiado. Entre ellos aprenden a extorsionar y hasta asesinar”, sostiene Rabanal Palacios.
En abril de este año, Rabanal logró la captura de la hijastra de ‘Cojo Mame’, una avezada adolescente de 15 años que sin temor a ser detenida por la policía o acribillada por una organización rival, transportaba las armas de fuego de la banda desde Lima hasta Paiján, distrito de la provincia de Ascope, donde ‘Mame’ tiene su centro de operaciones dedicado principalmente a la extorsión.
“Esto es una prueba de lo que digo. Años atrás era muy difícil ver a una mujer en una organización criminal. Hoy, sin embargo, es casi común, y en algunos casos son familiares de los cabecillas”, añade Rabanal.
LÍNEA ASCENDENTE
El Comercio comparó el récord de casos de menores infractores atendidos por la seis fiscalías de familia de Trujillo en los últimos cinco años. En el 2014, se registraron 466 casos, 110 más que en el 2011 (356); es decir, hubo un incremento de 31,2%.
“¿Qué significa esto? Que pese a todos los esfuerzos que se hacen y las medidas que se dictan, nada ha cambiado y hasta se ha incrementado la participación de menores en delitos”, concluye Giovanni Milla.
Desde el 1 de enero hasta la tercera semana de junio de este año, las fiscalías de familia ya han atendido 231 casos de menores infractores a la ley penal.
En casi seis meses, la cifra alcanza los 231 casos, casi el 50% de los registrados en todo el 2014 (466). A falta de medio año para que concluya el 2015, se estima que el número de denuncias terminará siendo más alto al del año pasado.
“El menor infractor termina en centros de rehabilitación donde aprenden a delinquir más”, expresó el general PNP en retiro Guillermo Arteta Izarnótegui, ex jefe de la región policial en La Libertad.
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