"La Liga de la injusticia", por Ricardo Montoya [OPINIÓN]
"La Liga de la injusticia", por Ricardo Montoya [OPINIÓN]

No seamos hipócritas. El marco y el linaje del “atracado” agudizan la infamia. Yerros, como los del y compañía, son mucho más frecuentes de los que admite el fútbol actual y de los que ocurren en los distintos estamentos del balompié en cualquier parte. Ocurren, tanto en la primera división de España como en el Calcio, en la Premier, o en la Liga Provincial de Morondanga. Pero, esta vez, el horror es unánime y los adjetivos se han encendido por la relevancia del encuentro, por su exposición mediática, y por la innegable tradición . El perjudicado de ocasión no es un equipo sin mayores conquistas, como pueden ser el Eibar o el Getafe. Ni siquiera es uno en ascenso como el PSG. No, ahora el despojo lo recibió el equipo más histórico, emblemático y laureado del país de los actuales campeones del mundo: el Bayern. Y entonces, es natural, que arda Troya.

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En su permanente coqueteo con la modernidad y la evolución, el hombre ha sabido incorporar las bondades de la tecnología a la actividad deportiva. Así, el tenis y el cricket, por ejemplo, acudieron al “ojo del halcón” para corregir posibles equívocos controversiales; y el básquet de la NBA no ha tenido reparos tampoco en recurrir a la televisión para negar o confirmar algunas jugadas dudosas. El rugby, también en tiempos recientes, ha incorporado el utilísimo Video Ref a la hora de hacer justicia en los encuentros. Este consiste en que un ayudante del juez, instalado en una cabina próxima al campo, observe el juego, a través de un monitor y si se percata de algo anormal se lo haga saber al árbitro para su corrección. Esto se está aplicando en casi todas las disciplinas deportivas, menos en el fútbol, el deporte más popular. ¿Qué es lo que está ocurriendo?

Con la excusa de la deshumanización del fútbol, y de que los desaciertos son parte del juego, se utiliza el argumento del error involuntario. En este panorama urge dotar a los árbitros con herramientas tecnológicas que les permitan descartar cualquier atisbo de sospecha sobre su honradez y, de paso, protegerlos contra cobardes y anónimos insultos. Obstinarse en no hacerlo es sembrar dudas en torno a la imparcialidad de la UEFA en esta enrarecida .

El error arbitral perjudicando a un grande indigna y enardece a la afición. Las injusticias que le ocurren a los equipos chicos cuentan muchas veces con nuestro silencio o nuestra disimulada aquiescencia. Por esta razón, este insulto arbitral al Bayern debiera servir como el punto de partida en la búsqueda de un fútbol más serio y transparente. La tecnología bien aplicada puede legitimar resultados, corregir gestiones y silenciar a los suspicaces.

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