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La Policía Nacional detuvo en Piura a tres sujetos implicados en el crimen del empresario Noé Jiménez Merino (52 años), conocido como El Ayabaquino, asesinado de tres balazos el pasado 3 de marzo en un local del distrito Veintiséis de Octubre.
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Se trata de Junior Alfredo Jiménez Dioses (25), presunto autor de los disparos, quien fue intervenido en el asentamiento Micaela Bastidas. Además, Brayan Stiven Lázaro Chinga (19), sindicado como el conductor de la motocicleta desde donde se cometió el crimen, quien fue detenido en el sector 2B del asentamiento Los Polvorines.
También fue detenido Lidio Quinde Saavedra (35), quien habría persuadido al empresario piurano para salir de la reunión familiar donde se encontraba, encontrarlo en su tienda del mercado mayorista Las Capullanas, y luego ir al bar El Delfín, donde ocurrió el crimen.
La intervención de los tres sujetos se realizó con agentes de la División de Homicidios de Lima, quienes pusieron a los sospechosos en manos del Ministerio Público.
Según las investigaciones de la Policía Nacional, Noé Jiménez, también conocido como El Rey de los Chifles, se encontraba en una reunión en Castilla el domingo 3 de marzo, acompañado de sus dos hijas.
Sin embargo, a las 5:30 p.m., se retiró raudamente con rumbo a Las Capullanas, pues había sido alertado, a través de una llamada telefónica, de un supuesto robo en su local de venta de chifles, natillas, bocadillos y otros productos locales.
Al llegar al lugar, los vigilantes le indicaron que no se había registrado ningún robo, por lo que Noé Jiménez se retiró acompañado de Lidio Quinde con destino al bar El Delfín. Allí estuvo departiendo con otra persona de nacionalidad extranjera hasta casi las 10 p.m., cuando llegaron dos sujetos a bordo de una motocicleta y le dispararon a quemarropa.
La principal hipótesis que baraja la Policía es que Jiménez habría comprado un terreno a dos personas con la finalidad de instalar una planta de chifles. Sin embargo, tras el pago respectivo, los vendedores nunca hicieron efectiva la entrega del predio, y además estarían inmersos en un conflicto de tráfico de tierras.
La investigación apunta a que el empresario advirtió a las dos personas que los denunciaría por estafa, y estos en venganza atentaron contra su vida a través de sicarios.
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