A menos de dos años para las próximas elecciones presidenciales, el panorama para tener en cuenta es el siguiente: un 67 % no se identifica con ningún partido político, según la última encuesta nacional urbano-rural de El Comercio-Ipsos.
El porcentaje de entrevistados que respondió sentirse cercano o identificado con alguna agrupación se encuentra bastante dividido en cuanto a sus preferencias: Acción Popular y Fuerza Popular obtienen el 6%, el Partido Aprista Peruano 4%, Alianza para el Progreso 3% y el Frente Amplio 2%.
La escasa simpatía no es la única cifra relevante. Solo el 21% está muy o bastante interesado por la política del país; y un 46% está poco o nada interesado en ella.
Para el director ejecutivo de Ipsos, Alfredo Torres, esta distancia entre el ciudadano y la política es el “reflejo y consecuencia” de que existe una decepción con los principales líderes políticos. Aunque, dijo, el disminuido interés está relacionado con el ciclo en el que estamos: “En épocas electorales aumenta”.
En una línea similar, el politólogo Eduardo Dargent consideró que el desinterés que existe está acompañado por una percepción “muy negativa” de los políticos –los presuntos vínculos con la corrupción – y la poca legitimidad de las instituciones. Además, resaltó que ello puede verse acrecentado porque los medios de comunicación masivos son “poco políticos”.
“Hay una suerte de renuncia a una de las principales agendas de la transición del 2000, que era repolitizar los asuntos públicos en los medios de televisión abierta. Es casi imposible encontrar espacios cotidianos de política”, acotó.
Patricia Zárate, socióloga e investigadora del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), señaló que en este período “entre elecciones” (es decir, sin comicios) la movilización y el interés por la política bajan más. “Luego repuntan”, añadió.
Más allá de esto, afirmó que hay un poco de más interés que en los últimos años, en comparación con los resultados del Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (Lapop) de la Universidad de Vanderbilt.
“Sigue siendo bajo, pero en el mundo las cifras de interés en la política, y sobre todo en los partidos, son bajas. Es un fenómeno que están viviendo las democracias”, añadió Zárate.
—Democracia y autoritarismo—
Precisamente, el apoyo o rechazo a la democracia es otro punto resaltante de la encuesta. Un 52% considera que es preferible a cualquier otra forma de gobierno. Sin embargo, un 21% prefiere, en algunas circunstancias, un gobierno autoritario. Al 18% le da lo mismo uno u otro.
Para Zárate, el porcentaje de ciudadanos que apoyan la democracia es bajo en comparación con países como Costa Rica y Guatemala, en los que ante la misma pregunta se está por encima del 80%.
“Todo va junto: la falta de interés de la política con la percepción de que con el autoritarismo las cosas funcionan mejor. La gente cree falsamente que con los gobiernos autoritarios no hubo corrupción. Hay aún esta idea de que la ‘mano dura’ es buena y la democracia sigue sin consolidarse”, sostuvo.
En tanto, Dargent señaló que estas cifras son “preocupantes” porque muestran un ánimo de asociar a la democracia con algo “no efectivo”.
“Nos hemos llenado de discursos entre triunfalistas o demasiados críticos y por eso se ha descuidado mucho la relación entre democracia y bienestar. Más allá de todos los problemas, hay cosas que mostrar. Y muchas de ellas se vinculan con haber tenido gobiernos democráticos”, remarcó.
Para Torres, el apoyo a la democracia ha disminuido ya que años atrás era más del 60%. “No es un rechazo. El desencanto hace que respondan que les da lo mismo y por lo tanto hay una baja”, dijo. Sin duda, precisó que esta respuesta responde directamente al Caso Lava Jato. “Hay una enorme desconfianza al ver personajes de todas las tendencias políticas investigados”, aseguró.